Carlos Amigo: «El hombre no puede vivir sin creer; si no cree en Dios se hará un dios aparte»

Rodri García A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA

El cardenal abrió las charlas por los 50 años de la coronación de la Virgen del Rosario.

16 sep 2010 . Actualizado a las 12:16 h.

«Hace un rato que he llegado en el avión y mañana por la mañana ya me marcho». Esto contaba en la tarde de ayer Carlos Amigo (Medina de Rioseco, 1934), cardenal emérito de Sevilla y primero de los tres conferenciantes que participan en el ciclo organizado dentro del 50.º aniversario de la coronación de la Virgen del Rosario. En la entrada de la Fundación Barrié, sede de estas tres conferencias, el cardenal saludó a Francisco Vázquez, embajador de España ante la Santa Sede y que cerrará este ciclo mañana, viernes, a las 20 horas. Hoy, a la misma hora, intervendrá el dominico Jesús María Palomares Ibáñez, que acaba de publicar un libro sobre el tema de su conferencia: La Cofradía del Rosario y los dominicos de La Coruña.

Ante un auditorio repleto de público, Carlos Amigo analizó «estas aparentes contradicciones» que se dan entre la menor asistencia a las iglesias durante los domingos y los llenos en los santuarios marianos. Antes de su disertación matizaba que el planteamiento «no es del todo cierto, porque tenemos datos de un cierto aumento de la asistencia» a la misa dominical. Para el conferenciante, «es evidente el contraste entre una celebración dominical y la celebración de la Virgen del Rosario en A Coruña, donde es una participación sentida, una tradición, donde cada uno sabe lo que lleva dentro: es la religiosidad popular que tiene unas raíces familiares enormes y todavía se rezan esas oraciones que te enseñó tu madre». Para el religioso, en todo esto «hay un elemento clarificador: el hombre no puede vivir sin creer en algo y si no cree en Dios se hará un dios aparte».

En este sentido defendió que la religiosidad popular tiene una serie de valores: «Es el pueblo que se expresa en su autenticidad, con su música, con su folclore, con sus cantos, con su forma de ser, hasta con la gastronomía propia de ese día de fiesta, el día de San Roque en mis casa se come tal cosa; y todo esto hace que la persona se sienta identificada con esa religiosidad». Para Amigo se trata de «asumir los valores de la cultura de cada pueblo; el evangelio no es para claudicar ante un cultura, se mete en ella como la levadura en la masa y no la destruye, sino que la esponja. En mi pueblo se canta en castellano y en Arteijo en gallego». ¿Por qué precisamente Arteixo? Por una razón futbolística: «Yo tenía muchísima simpatía por un entrenador de allí que me parecía un hombre genial y de una sinceridad pasmosa». Arsenio Iglesias habría sonreído escuchándolo.