Un festival que pasó del Pabellón de los Deportes a la playa y que solo se dejó de celebrar en el 2003

La Voz

A CORUÑA

27 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

A falta de una línea musical regular y constante que pueda adscribir el festival a algún estilo determinado, tres son los elementos que pueden definir a vuelapluma al Noroeste Pop Rock: música, gente y playa. Los dos primeros siempre han sido así. El tercer concepto tan solo desde 1989. Las dos primeras ediciones, las de 1986 y 1987, tuvieron lugar en el Pabellón de los Deportes. La tercera, en 1988, se trasladó a la plaza de María Pita y luego recalaría definitivamente a la orilla del mar de Riazor.

Con el traslado, el evento perdió su identidad original. Si en aquellas dos primeras ediciones el Noroeste era un festival joven, vibrante y atento a lo que estaba pasando en el pop nacional del momento -ahí están los pases de La Mode, Os Resentidos, Brighton 64, Los Elegantes, Nacha Pop, Radio Océano, Siniestro Total, etcétera-, en cuanto se fue para la playa perdió la brújula, empezó a dar tumbos estilísticos y entremezcló artistas de todo pelaje y calidad.

Asalto internacional

Inicialmente, entre 1989 y 1993, el Noroeste apuntó a los grupos nacionales. Solo en 1992 se intentó traer a los Ramones, pero la caída de estos fue suplida por Hombres G, un hecho que desató la ira de los aficionados locales al punk-rock , que no entendían cómo los norteamericanos podían suplirse con una banda así. En 1994 The Stranglers inauguraron la presencia internacional en el cartel. Luego tuvo continuidad con artistas como Bob Geldof, Simply Red, Gloria Gaynor, Status Quo, Electric Light Orchestra, Joe Cocker o la celebrada presencia de The Cure en 1998, quizá junto a la de Paul Weller en el 2006 la actuación más elogiada de toda la historia del festival.

El año pasado, debido a la inclusión de El Consorcio y Raphael y valiéndose del poder de Internet, un grupo de jóvenes se revelaron contra el criterio de elección de artistas. Trescientas personas se manifestaron en María Pita exigiendo un Noroeste Pop Rock que recuperase el espíritu primigenio y que obviase salidas de tono. Días después de la concentración, Raphael triunfaba en Riazor frente a miles de personas y la Concejalía de Fiestas entendía que la ciudadanía había avalado su gestión.