El secreto del Noroeste bueno y barato

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A CORUÑA

18 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El término medio. Ese viejo sueño de cualquier político que haya entendido a filósofos escépticos como Montaigne podría aplicarse a la controversia que trata sobre si el Noroeste Pop Rock debe ser caro o puede ser barato. «Soy tan rico como me imagino». Esta frase del genio francés podría servir de titular al debate que parece haber enfrentado las posturas de la concejalía de Fiestas municipal y del grupo formado en Facebook (5.600 apoyos en Internet) Salvemos al Noroeste Pop Rock. Nadie parece tener la razón absoluta en la discusión. El concejal Carlos González-Garcés acertaba esta semana cuando señalaba en Radio Voz que el reivindicativo grupo había empezado diciendo que se podía hacer un Noroeste por 60.000 euros y que ahora ya había elevado la cifra mínima necesaria a 350.000. Garcés debe lidiar con un problema difícil de resolver y motivado por el brutal recorte del presupuesto para las fiestas veraniegas. Por su parte los integrantes de Salvemos son una muestra de la importancia social de un certamen que comenzó en 1986, y que, si uno repasa el histórico de los grupos que lo han visitado, ve razonables sus críticas alrededor de la presencia de artistas como Raphael o El Consorcio en el evento. Ninguna plataforma de protesta objetaría que sus voces se escuchasen en otros foros coruñeses. Tampoco parece lógico que el Ayuntamiento elimine del programa de festejos un Noroeste que lleva celebrándose más de dos décadas. La solución, con la crisis económica como telón de fondo, pasaría por ahorrar costes en un festival que el año pasado supuso un desembolso de 750.000 euros. ¿Existe el Noroeste bueno y barato? La Voz ha consultado a organizadores de conciertos de toda Galicia para dar respuesta a este arcano musical.

Es una las ideas que los promotores de conciertos dejan clara cuando se habla de organizar festivales. Xaime López, de Idearock -responsable junto a Lucila Campos de certámenes como el Microfest de hip-hop en el Multiusos del Sar de Santiago, el Rock & Clown de A Estrada y de innumerables conciertos individuales-, explica que «muchas bandas de prestigio exigen información histórica del evento en el que van a participar, que incluso deben llevar un reportaje fotográfico anexo». La opinión es compartida por Raquel Seijo, de Sweet Nocturna -que periódicamente organiza macroconciertos en Galicia, ya sea Keane en años pasados o Norah Jones esta temporada-. «Los grandes artistas quieren referencias del festival y saber qué otros artistas han tocado antes. También demandan datos sobre las actividades paralelas en torno al evento. También si el escenario se adapta a su espectáculo actual. Nosotros hemos tenido negativas del mismo grupo un año ofreciéndoles más dinero, y respuestas afirmativas al año siguiente con menos caché», señala. Toño Canedo, alma máter del Festival do Norte de Vilagarcía, que se ha convertido en uno de los más prestigiosos de España dentro de la escena de pop, abunda en el tema argumentando que «la imagen de marca de un festival es muy importante a la hora de gestionar un certamen. Nosotros comenzamos a vender abonos antes de tener ningún artista confirmado. El público debe saber que tienes un criterio claro y que no les vas a defraudar». La rapidez a la hora de firmar contratos. Conocer la escena musical puede ahorrar mucho dinero. No es lo mismo negociar con un artista que en septiembre acaba de editar disco, que pedir precio por el mismo músico seis meses después cuando ya está de moda. «Es la misma diferencia que hay en ir a comprar de noche con prisas a un supermercado 24 horas, o adquirir un producto en una gran superficie de día. Si contratas tarde a los artistas tienes que ir a golpe de talonario», explica Xaime, de Idearock. «Cuando se acaba el festival anterior ya empezamos a preparar el del año siguiente», apunta Toño Canedo, del Festival do Norte de Vilagarcía.

Es el secreto de festivales como el Cultura Quente de Caldas de Reis. Detrás de sus hilos está Joaquín Martínez, de Esmerarte. En ese certamen, de los 300.000 euros de presupuesto -que incluyen los gastos de 16 días de actividades de ocio paralelas-, 180.000 proceden de patrocinios. «A las empresas les interesa participar en los eventos musicales por temas de márketing», dice Joaquín, que también aconseja empezar los proyectos de «forma austera y con un criterio musical claro, porque luego la iniciativa privada va apareciendo». Una de las máximas del responsable de Esmerarte es no «hipotecarse» monetariamente por ningún artista.