En situaciones de ingreso médico, la asociación cuenta con un piso en Perillo para las familias llegadas de fuera, algo relativamente frecuente porque «aquí tenemos bastantes servicios muy buenos», cuenta Silva. Ahora, intentan cubrir un hueco más impulsando un servicio de entrega de la medicación, que solo se da en las farmacias hospitalarias, y su distribución a domicilio mediante mensajería para evitar desplazamientos a los afectados.
«Galicia siempre ha sido pionera y debe seguir siéndolo», anima Silva. Menciona hitos, como que esta comunidad fuese de las primeras en ofrecer el diagnóstico preimplantacional para la elección de sexo, que el primer trasplante hepático a un hemofílico se realizase en el Chuac, como la primera prótesis de codo, o que A Coruña cuente con un servicio de cirugía protésica especializado para estos pacientes.
Trabajan para que así siga siendo, en especial con los tratamientos recombinantes, de modo que no solo se sigan administrando a los pacientes gallegos, sino para que lleguen a los 3.100 hemofílicos de España, ya que aún hay comunidades que solo lo ofertan a los menores. La diferencia de esta terapia, desarrollada en laboratorio, está en la seguridad: elude todo riesgo de transmisión de patógenos desconocidos que sí puede haber en el plasma. No le faltan argumentos: en Galicia, un centenar de hemofílicos fallecieron por VIH o hepatitis C adquirida en transfusiones y otros 100 están enfermos. El más reciente mal de las vacas locas les reafirma, ya que uno de los cinco fallecidos en España era donante y su sangre fue usada, fuera de Galicia, para tratar a 400 hemofílicos. En contra está el precio, aunque eso también es, insisten, cuestionable: «¿Qué es más caro, pagar el tratamiento de la hemofilia ahora o un trasplante hepático después?».