El delfín más famoso de Galicia visitó ayer los muelles coruñeses después de pasar una semana por la costa de Sada
05 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Hacía tiempo que Gaspar no rondaba la ciudad. Siempre fue más de alternar en Sada. Cuentan quienes lo siguen allá donde va que se lo pasa mejor en puertos pequeños, si bien este simpático animal es un cabeza loca al que resulta difícil atarlo en corto, pues lo mismo unos días está en Ribeira como sube a Sada o nada hasta Francia.
Ayer estuvo jugando con los remolcadores. Se le vio por la mañana en una maniobra y después de unas cuantas bromas desapareció. Luego, por la tarde, regresó. Para hacer cabriolas alrededor de uno de los barcos de los amarradores. No obstante, parece que ayer no tenía su día, pues apenas se acercó a los pantalanes a llamar la atención de algún trabajador del puerto.
Cuentan quienes lo siguen allá por donde va que las costumbres de Gaspar no son como las del resto de sus semejantes. Es un solitario «que se caracteriza por un estilo de comportamiento al margen de los demás delfines. No es que naciera así, sino que la vida lo ha hecho diferente. Siempre a su aire, ahora, con diez años, hace lo que ha aprendido. Alfredo López, presidente de la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Cemma), cuenta que fue en la costa francesa donde aprendió a jugar con humanos. Pero no siempre le apetece saltar y llamar la atención de bañistas o marineros. A veces se le da por buscar la tranquilidad y pasar una temporada en el puerto militar de Marín, un lugar cerrado al tráfico marítimo, inmejorable para el delfín que busca pasar unos días inadvertido. Ahora tiene alrededor de 10 años, la edad de la adolescencia para estos animales. Una edad, por tanto, difícil de entender.