Un vecino de Abegondo inicia una huelga de hambre ante el Parlamento de Galicia

N.?M.

A CORUÑA

13 ene 2010 . Actualizado a las 12:49 h.

Jesús Manuel Portero inició ayer en Santiago una huelga de hambre con la que pretende llamar la atención sobre una situación de indefensión de la que se siente víctima. Portero, nacido en Ferrol hace 45 años y residente en Abegondo, llegó sobre las seis y media de la mañana a Compostela con sus bártulos y se instaló en los soportales de la calle Ramón Piñeiro, frente a la entrada de los antiguos cines Compostela y a escasos metros del Parlamento de Galicia.

Además de un saco de dormir, un paraguas y bolsas con efectos personales, Jesús Manuel exhibe un gran cartelón en el que relata un calvario judicial que arranca en diciembre del 2004, con una sentencia del Juzgado de Primera instancia n.º 5 de Ferrol. Según señala, el tribunal estimó parcialmente una petición de su ex mujer solicitando «un incremento de la pensión de alimentos y revisión del régimen de visitas, que en esta parte es aceptada pero desestimada en el aumento de la pensión».

A partir de aquí, Portero se siente abandonado por su procurador y por el abogado que lo representaban, ya que, indica, no le comunican el recurso de apelación presentado por la ex esposa. En julio del 2005, la Audiencia Provincial de A Coruña lo condena a pagar el incremento de pensión a sus hijos que le reclamaba la madre y se ordena el embargo de su sueldo. El afectado se siente indefenso y considera que se le negó su derecho a personarse en el juicio en el que fue parte perjudicada. «A partir de aquí -indica- empieza mi viacrucis. Me encuentro obstáculos por todos los sitios. Parece que nadie quiere colaborar, problemas para conseguir la documentación en los juzgados, problemas para encontrar el abogado que me lleve el caso [...], lo mismo para encontrar un procurador que me represente y, finalmente, problemas con los jueces».

Portero acusa a quienes fueron su abogado y procurador de no haberle defendido correctamente y de ser negligentes, con el consiguiente perjuicio acarreado para él. Y aunque le han dado parcialmente la razón, para conseguir que se le resarza debería continuar con un calvario de recursos y apelaciones para el que no tiene dinero.

Por este motivo, ayer por la mañana iniciaba su huelga de hambre ante el Parlamento, con la pretensión de que la Justicia lo escuche y de que nadie más tenga que pasar por su calvario. «¿Es esta la Justicia de este país?», se pregunta.