El concierto de Reyes es algo especial. Es la versión coruñesa, salvando las distancias, del concierto de año nuevo de Viena en el Musikverein, donde hace un mes, por cierto, tocó la Orquesta Sinfónica. La misma formación estuvo ayer sobre el escenario con dos novedades, Enrique Diemecke , como director invitado, y un solista de armónica, Robert Bonfiglio , como regalo de Reyes musical. «No, no lo sabía, es que no tengo el folleto», me dice una señora cuando le pregunto su opinión sobre el hecho de que el solista toque la armónica. «Siempre que puedo vengo, la Sinfónica es una maravilla», apunta otra que, como la anterior, se resguarda del frío embuchada en un abrigo. Faltan segundos para las ocho de la tarde, la hora fijada para que se abran las puertas del Palacio de la Ópera, que ayer se llenó, una vez más.
Cristina Pato
, con un pelo de un color nada fuera de lo común para lo que nos tiene acostumbrados, fue la sensación de la noche. «Me están saliendo canas», comenta sonriente mientras señala su oscura melena. Acudió al concierto de Reyes de la Barrié acompañada por el compositor gallego Octavio Vázquez . Hace un año y pico la gaiteira-pianista ofreció un recital en el que estrenó, precisamente, una obra de Vázquez. Ambos flanqueaban al conselleiro de Cultura, Roberto Varela , que debió de ir de compras de Reyes antes del concierto porque portaba una bolsa de Otto di San Pietro. Pero los dos primeros rostros conocidos que hicieron acto de presencia fueron Antolín Sánchez Presedo , que está como siempre, y el padre del alcalde. «Espero disfrutar», me comenta. Javier Losada se lo perdió y los únicos concejales que acudieron fueron dos habituales, Florencio Cardador y Carlos González Garcés , con su esposa, Margarita. El anfitrión, José María Arias Mosquera , presenció el concierto acompañado por su esposa e hijos, y tampoco faltó Fernando González Laxe , que además de su importante puesto portuario es presidente de la Asociación de Becarios de la Fundación Barrié. Saludé a Antonio Fontenla , el presidente de la Confederación de Empresarios, que hoy parece que va ocupar un lugar destacado en la cabalgata de Reyes; a Ramón Cobián ; al notario Francisco Manuel Ordóñez ; a Luis Díaz , de Gas Natural Unión Fenosa, o al presidente del Real club Náutico, Germán Suárez Pumariega , entre otros muchos coruñeses, como el presidente de la confederación española de cajas de ahorros, Juan Ramón Quintás , o la esposa de Amancio Ortega , Flora Pérez Marcote . Me dicen que también estuvieron Rosalía Mera y la conselleira de Sanidade, Pilar Farjas , pero no tuve oportunidad de saludarlas. Sí que vi a Ramón Villares , a Gonzalo Ortiz y, por supuesto, a Javier López Martínez , director de la Fundación Barrié. A las ocho y media en punto tan solo quedaba una persona a la entrada apurando un cigarro, Oriol Ponsa , gerente de la Sinfónica, que precisamente en ese momento empezaba su actuación ante casi 2.000 personas que llenaron el Palacio de la Ópera. El título del recital era América para armónica y orquesta ; tras el descanso, el director lanzó un sombrero de cowboy a un violinista y dijo que cada vez «estamos más a tono», y comenzó a sonar el Hoe-down . Una noche especial para los amantes de la música. Casi tanto como la de hoy para los pequeños de la casa.
Mientras el público iba tomando posiciones en el Palacio de la Ópera para escuchar a la Sinfónica los jóvenes integrantes del coro Cantábile iniciaron su actuación en el Rosalía. «Ya se ha convertido en un recital clásico de la Navidad», comenta el director de la formación, Pablo Carballido , poco antes de la gala, en la que contaron con la colaboración de una orquesta de cámara de diez músicos. Con un programa básicamente de piezas barrocas cierran una temporada exitosa que les llevó incluso a Roma, donde cantaron ante el Papa. «Tenemos varios proyectos, como grabar un disco de villancicos gallegos, que creo que no hay muchos, y otras posibilidades que por el momento no podemos adelantar», comenta Jesús Rodil , responsable de este coro que también dejó ayer en A Coruña un regalo musical.