Los trabajos, incluso la instalación de los andamios, son de altura. Por este motivo, la empresa encargada de los mismos, Sociedad de Obras y Servicios, Copasa, ha subcontratado a la firma ULMA para colocar estas estructuras que permiten operar a los trabajadores. Debido al nivel de los soportes de la torre, que alcanza los 80 metros, se ha instalado una estación meteorológica exterior que alerte de las condiciones externas que puedan impedir operar en la zona y se baraja si será necesario instalar más.
«Son condiciones de trabajo muy extremas, a veces hace más viento en la parte inferior que en la superior de la torre», explica el arquitecto Agustín de Miguel, que considera prioritario garantizar la seguridad en un área que cada vez que hay temporal se mantiene cortada al tráfico, ya que el oleaje es muy fuerte en la zona del dique de abrigo. Incluso con el montaje de los andamios se restringió el paso a los peatones para evitar cualquier riesgo.
Esta torre de control se debe a uno de los accidentes que tiño las costas coruñesas, el del Mar Egeo, que aceleró el proyecto de dotar a la ciudad con un Centro de Control del Tráfico Marítimo y ahora comparten sus instalaciones Capitanía Marítima y Salvamento Marítimo. La reforma actual también permitirá remodelar los espacios, tras la cuestionada marcha del personal del Centro para la Prevención y Lucha contra la Contaminación, creado tras el hundimiento del Prestige.