Un gran circo en el Coliseo y una calle para los de Cesuras

pablo.portabales@radiovoz.com

A CORUÑA

La artista coruñesa Sue Moreno, ayer en el Coliseo durante la presentación del Cirque Éloize
La artista coruñesa Sue Moreno, ayer en el Coliseo durante la presentación del Cirque Éloize SILVIA GONZÁLEZ

07 may 2009 . Actualizado a las 03:11 h.

Pablo Portabales Desde Canadá. «Non ten o nome do Circo del Sol, pero é un espectáculo do mesmo nivel e tamén procede de Montreal, a cuna deste tipo de montaxes e onde hai unha escola específica», apunta Carolina Ramos , de la empresa Katarsis, agentes de los canadienses para el norte de España y Portugal. Del 4 al 6 de junio el Coliseo acogerá por primera vez un espectáculo circense, en este caso el denominado Cirque Éloize. Dice Carolina, una coruñesa que vivió siete años en Canadá, que «é unha divinidade. Poesía musical». La explicación del origen del nombre es realmente muy poética: «en las islas de la Magdalena, a los destellos de cálida luz vistos en el horizonte se les llama éloize . Una inspiración para los miembros fundadores porque esta luz simboliza el calor y la energía que alimenta el espíritu», apunta el director y autor del texto, Daniele Finzi Pasca . Las entradas, a un precio de 20, 25 y 30 euros, ya están la venta y la presentación del espectáculo tuvo lugar ayer en el Coliseo. Mientras la concejala de Cultura, María Xosé Bravo , y la promotora de la gira hablaban de los pormenores del Cirque Éloize, Sue Moreno , de la compañía coruñesa Almacabra, estuvo más de media hora realizando ejercicios en un aro que colgaba del techo. «No tengo miedo a caerme», me dice esta artista que el sábado volverá a colgarse en la plaza de María Pita para promocionar el circo. «Los siguientes fines de semana repetiremos experiencia en la plaza de Pontevedra o en Los Rosales para dar a conocer el espectáculo», comenta el director del Coliseo, Javier Rodríguez , acompañado por Agustín Lorenzo , muy ilusionados con esta apuesta por el gran circo de calidad con el que esperan colgar el deseado cartel de «no hay billetes».

Por la mañana a cubierto en el Coliseo y por la tarde al sol en una calle que desde ayer lleva el nombre de Cesuras, uno de los pocos municipios de la comarca que no figuraba en el callejero. La vía en cuestión va desde la avenida de Arteixo, a la altura del instituto Urbano Lugrís, hasta la zona de la factoría de Estrella de Galicia. «Una ilusión increíble y una forma de reivindicar nuestro concello tan vinculado a Coruña», me comenta el alcalde Julián Lucas Ramírez , del PP, que acudió acompañado de dos jovencísimas concejalas, Jessica Blanco y Yolanda Sánchez , de 21 y 25 años, respectivamente. La petición del nombre de la calle surgió de la Asociación de Amigos de Cesuras, que preside José Manuel Ferreño Naveira . «Todo los Castros es de Cesuras», sentencia el alcalde, que se vio arropado por concejales de su partido, como Carlos Negreira o Julio Flores . Presidió el bautismo callejero Carlos González Garcés , cuya secretaria de toda la vida, Pilar Pedreira , es cesurana. «En este ayuntamiento nace el Mero, que es de donde proviene el agua que bebemos en A Coruña», recordó el teniente de alcalde en su discurso, en el que pidió que se termine pronto la recuperación del sanatorio de Cesuras, aquel hermoso proyecto que nunca se llegó a hacer realidad. Eché de menos una referencia a los cocidos que sirven en esta zona que linda con Oza dos Ríos, Curtis, Abegondo y Mesía. Ahí tienen a autoridades y vecinos de ambos municipios, incluidas las ediles coruñesas Silvia Longueira y Obdulia Taboadela , caminando por su calle, en la que es intenso el olor a cebada por la cercanía con la cervecera.

Del acto en la calle Cesuras hay que destacar el hecho de que por primera vez en muchos años no tocó la banda municipal. «Hay 49 componentes que están de oposiciones estos días», explican cuando me intereso por la sonada ausencia. Tomaron el relevo los alumnos de la Escuela Municipal de Jazz y Música Moderna con su director, Jose Antonio Acuña , a la cabeza. Una sensación extraña escuchar jazz a las seis de la tarde en una acera cercana a la Grela. Todo es posible en la calle Cesuras.