La pieza de Orson Welles que cambió la historia de la radio

La Voz

A CORUÑA

«La guerra de los mundos»

04 dic 2008 . Actualizado a las 11:10 h.

Cuando apenas tenía 23 años, el joven Orson Welles puso Estados Unidos patas arriba. De los seis millones de personas que estaban escuchando la dramatización radiofónica de la novela La Guerra de los Mundos de H.?G. Wells, un millón doscientas mil creyeron que los marcianos habían invadido el país y que había llegado el fin del mundo. Sucedió hace 70 años, el 30 de octubre de 1938 en la noche de Halloween. Con motivo del aniversario, la Fundación Luis Seoane ofrece la oportunidad de revivir el momento dentro de su Mirador Sonoro.

«Quien venga a la fundación podrá disfrutar de la grabación del programa en versión original, con la música original y un elenco de actores que luego trabajarían con Welles en películas importantes», comenta Alberto Ruiz de Samaniego, director de la fundación que explica que, a mayores, podrán ver varios extras: «Existe la versión traducida en papel, una exposición de 35 fotografías de la época radiofónica de Orson Welles y dos proyecciones no muy conocidas sobre él».

Las dos piezas audiovisuales que complementan la muestra son Orson Welles: El retrato y Around the World with Orson Welles: Saint-Germain-des-Prés. El primero se trata de de un documental del director francés François Reichenbach de 1968 en el que se presenta aspectos de la vida del genial director. El otro es uno de los programas que Welles hizo para televisión en el año 1955, en el que visita París y se introduce en el ambiente bohemio de la época.

Un hito

Alberto Ruiz de Samaniego recuerda lo que supuso la emisión del programa: «Es una referencia en la historia de la radio porque provocó el pánico con la huida de miles de americanos de sus casas. Marcó un antes y un después en el mundo de la radio y de los medios en general. Desde entonces, los ciudadanos perdieron la inocencia respecto a los medios de comunicación».

Gracias a La Guerra de los Mundos Welles, hasta entonces era un director conocido en los círculos neoyorkinos, dio el salto a Hollywood y se convirtió en el mito que es a día de hoy. Quienes deseen recordar la chispa inicial, solo tienen que acercarse a la Fundación Luis Seoane. Allí de manera continua los sesenta minutos de duración de la cinta.