Para Sánchez, el chaleco, «en aquel tiempo muy duros y con sistemas menos perfeccionados que hoy», no ayudó mucho.
La decisión de alejar el barco fue discutida durante tiempo, pero sin embargo el práctico sigue defendiéndola a día de hoy, porque considera que «en el puerto hubiera sido peor porque teníamos un barco ingobernable», y añadió que el problema fueron «las viejas cartas de navegación».
Arnáiz recuerda que el problema de las rocas existentes en la entrada al puerto había sido comunicado a las autoridades competentes, que no actuaron con la celeridad que debieran y, por eso, dice, el Urquiola todavía navegaba con cartas de navegación de principios del siglo XIX.