Movida veterana, variada y a mano

A.?M. Castiñeira

A CORUÑA

La marcha betanceira, cuya época dorada fue a principios de los noventa, vive ahora de la diversidad de sus muchos locales, concentrados en un radio de solo 400 metros

09 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Calle Rosalía. En los últimos años, numerosas cervecerías han abierto en Betanzos y con éxito, ya que suelen congregar a público de todas las edades en una franja horaria amplia. En la imagen, la MG, ayer por la noche. | Fotos: a. M. Castiñeira

Alcalde Beccaría y Venezuela. Los pubs de estas calles (en la imagen, el interior del Garelos) copan la oferta de música alternativa de la ciudad.

Callejas. La noche brigantina arranca en la zona de vinos, en la foto Adega do Pino, ayer. En las Callejas se puede tapear o pasar directamente a las copas.

La noche betanceira tuvo su época dorada a caballo de las décadas de los ochenta y los noventa, y aunque poco queda de ella, el ambiente de copas resiste en invierno, y, en verano, con la temporada de fiestas -que en Betanzos no son pocas-, recupera la actividad de sus mejores días. Una característica que contribuye a que así sea es que tanto para bailar como para ir de pinchos o terrazas no hay que recorrer más de 400 metros.

Los establecimientos que mejor funcionan en los últimos tiempos (ahí, la ciudad brigantina no es un caso aparte) son los que saben captar a la clientela desde primera hora y a diario. Así, triunfan las cervecerías, que han sucedido en el primer puesto del ránking a los locales punteros de los años de apogeo del cubata. Las noches, e incluso las tardes, suelen arrancar en las Callejas, zona de vinos y trastienda de ese escaparate betanceiro que es la plaza García Hermanos, en la que se encuentran la mayoría de las terrazas y donde en temporada alta hallar una mesa está más que caro. En esas callejuelas que bajan hacia el Mandeo se puede tapear, cenar, tomar unas cañas e incluso comenzar ya con los combinados.

Una alternativa a esa ruta podría ser la incipiente hostelería del casco viejo. En los últimos años han abierto varios establecimientos en los que tomar un tinto o una copa incluso después de la medianoche, pero se trata de una opción más tranquila que la que ofrecen las tascas de las Callejas y los locales están más dispersos.

Al botellón, Tolerancia

Próximo a la zona de vinos está el paseo de la Tolerancia. Su nombre no se debe a la libertad de la que disfrutan allí más jóvenes, aunque pudiera parecerlo, porque el lugar -el mismo muelle en el que el 18 y el 25 de agosto se embarca para remontar el cauce en romería fluvial hacia Os Caneiros- es coto de los botelloneros. La permisividad con las concentraciones de este tipo es explicable: no molestan, ya que a un lado un enorme muro de un convento y al otro un río hacen de barrera entre el jaleo y los vecinos.

Todo lo anterior es área de primera hora . Pasada la medianoche comienza a vaciarse y la movida se desplaza al Rollo, y en especial a Rosalía de Castro y Pintor Seijo Rubio. Algunos bares de esas dos calles aprovechan ya desde horas antes la afluencia de los más jóvenes, y es también donde se hallan la mayoría de los pubs que cierran más tarde. Al otro lado del barrio está la zona alternativa, en las calles Alcalde Beccaría y Venezuela. Esos bares centran su capacidad de convocatoria, en buena medida, en la música que ofrecen, que se mueve, sobre todo, entre el rock clásico y el indie .

Hace años, de día, en alguna de las calles del Rollo solo podían verse rejas bajadas: prácticamente todos los bajos estaban ocupados por establecimientos hosteleros. Hoy en día, unos cuantos han echado el cierre, porque el comercio -desplazado del casco histórico- avanza sobre el barrio, y en los mismos locales en los que antes sonaba la música ahora se vende ropa, componentes informáticos o muebles. Este fenómeno se ha hecho notar especialmente porque algunos de los pubs reconvertidos en tiendas eran los que retrasaban su cierre hasta muy de madrugada.

A partir de ahí, ya solo queda, para noctámbulos de pura raza, un after hours en la carretera de Castilla, a la salida de la ciudad.