Más de 2.000 dípticos, que se distribuirán en asociaciones, centros de salud e instituciones educativas, intentarán concienciar sobre los peligros de la anorexia y la bulimia en el ciudad. Este tipo de trastornos alimenticios, según manifestó la concejala de Mocidade, Ermitas Valencia, se estima que afectan a un 5% de la población. Por ello, en colaboración con la Asociación Bulimia y Anorexia de A Coruña (ABAC), el Ayuntamiento emprenderá esta semana una campaña informativa. Posteriormente, está previsto que se extienda en 2008 con una serie de talleres que atenúen este problema en la sociedad.
«Aunque también se registran casos de hombres, estamos ante un problema fundamentalmente femenino, que cada vez afecta a personas máis xóvenes. Con estes dípticos que imos a distribuir, pretendemos dar a coñecer os indicios que poden determinar que se esté sufrindo a enfermidade para poder frenar a súa evolución. É moi importante detectar os síntomas porque, canto antes se faga, antes será a recuperación que se estima que tarda entre 4 e 5 anos», explicó la concejala.
Ermitas Valencia señaló el déficit de la sanidad pública en ese terreno («é un campo no que está totalmente desbordado»), destacando la importancia de asociaciones como ABAC para el tratamiento de la patología. Cabe señalar que la mencionada asociación no sólo realiza tareas de información y asesoramiento, sino que también actúa en el tratamiento. Según confirmó ayer Jorge Muñoz Martínez, vicepresidente de ABAC, más de 100 personas siguen el tratamiento para curarse de la enfermedad. Catorce de ellas se cuidan en su centro de día.
Aumento tras el verano
Durante la presentación de la campaña, María del Mar Rodríguez, la secretaria de ABAC, explicó cómo los casos de anorexia y bulimia tienen unos picos estacionales durante el año. El actual, una vez pasado el verano, es uno de ellos. «También se incrementan mucho en Navidades», añadió.
Respecto al origen de la enfermedad, Rodríguez explicó que era muy importante una actitud vigilante entre los familiares y amigos respecto a los cambios bruscos de comportamiento y actitud ante los alimentos. La secretaria de la asociación ponía un ejemplo: «Si una persona comía tortilla o espaguetis habitualmente sin problemas y, de pronto, lo deja de hacer sin motivo, ahí puede haber un problema». Si esos indicios, finalmente condujeran a la constatación de la enfermedad no queda más remedio que la paciencia: «Es un trastorno difícil de curar y que necesita mucha resignación y aguante por los familiares, pero que tiene cura, no tiene porque ser crónico». Aparte de estos indicios, la especialista expuso otros más: «Se suele dar, entre los que sufren este tipo de trastorno, una tendencia al aislamiento de lo que hasta entonces era su entorno. También aparece, de pronto, una gran irascibilidad con la familia, cambios de carácter y malhumor y una tendencia a la manipulación. Por ejemplo, chicas que nunca habían mentido, de pronto mienten para poder engañar a la gente y ocultar su problema».
Una edad que baja
Aunque siempre se ha asociación la anorexia y la bulimia a edades que fluctuaban en los 18 años, la media de edad ha bajado de manera alarmante en los últimos años y es difícil establecer un perfil tipo del enfermo.
«Últimamente estamos teniendo casos de este tipo de trastornos entre los 12 y los 16 años», confirma Jorge Muñoz que, no obstante, explica que también brota súbitamente en edades adultas. «Incluso se ha dado en mujeres que ya tenían la menopausia», precisa la secretaria.