El tren entre A Coruña y Ferrol viaja a una media de 55 kilómetros por hora

X.?V. Gago / C. Toimil FERROL

A CORUÑA

KOPA

Renfe tan sólo tiene tres convoyes al día entre dos urbes que superan los 320.000 habitantes Para cubrir los 74,2 kilómetros de línea férrea, la máquina necesita una hora y 19 minutos

10 feb 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

Los ferrocarriles que unen A Coruña y Ferrol viajan a una velocidad media de 55 kilómetros por hora, semejante a la de un ciclomotor de 49 centímetros cúbicos. Ambas ciudades suman más de 320.000 habitantes, pero Renfe, mientras no se aplique el convenio que firmó con Política Territorial en enero, sólo las enlaza con tres convoyes diarios. La frecuencia de los ferrocarriles es tan baja que un vecino de A Coruña que quiera trasladarse a Ferrol por motivos de trabajo o de otra índole por la mañana y volver en el día, debe invertir nueve horas y once minutos en ello. Más que una jornada de trabajo completa. Viajar por la tarde sale más económico, al menos en tiempo, la ida y vuelta se queda en siete horas y media. Casi nadie puede permitirse coger un día libre en el trabajo para renovar el carné de conducir o pagar una multa, así que habrá que recurrir al autobús para llegar en hora a A Coruña. La única compañía que enlaza ambas ciudades es Arriva. En las horas en punto parten autobuses con diferentes paradas intermedias, a las horas y media salen los directos, que viajan por la autopista entre ambas ciudades. Los últimos son muy rápidos. El del pasado miércoles a la 12.30 horas tan sólo tardó 40 minutos en llegar a la ciudad herculina. Pero no están al alcance de todos, el viaje cuesta 5,9 euros, frente a los 3,75 del ferrocarril. El viaje en tren El camino de hierro es el elegido para regresar a Ferrol, o para ir, como demuestra la presencia de varios estudiantes en el convoy de las 14.40 horas del día 7. La máquina es un solo vagón locomotora catalogado por Renfe como tren regional. Es naranja y blanco y su perfil tiende a rectangular. Los asientos, forrados en azul, pueden abatirse para formar grupos de cuatro o dos pasajeros. Está prohibido fumar por completo. La hora de salida se respeta con puntualidad británica y el tren comienza a acelerar, pero poco. Su primera parada se produce después de haber recorrido sólo 2,7 kilómetros. Se detiene en Elviña donde suben y bajan un par de universitarios. Tras unos minutos vuelve a lanzarse adelante. En el siguiente tramo de 7,5 kilómetros de longitud, antes de volver a parar en O Burgo, alcanza su pico de velocidad: 105 kilómetros por hora, según un GPS, un sistema de localización por satélite, utilizado para medir los parámetros del trayecto. La tónica del viaje se reduce a una serie de carreras y paradas. Se suceden una y otra vez hasta en catorce ocasiones: Elviña-Universidade, O Burgo-Santiago, Cambre, Cecebre, Betanzos-Infesta, Betanzos-cidade, Miño, Perbes, Pontedeume, Cabanas-Arenal, Franza, Barallobre, Perlío y Neda. El tren apura entre una y otra en la medida de lo posible, pero el trazado de la vía y la proximidad entre estaciones le impiden acelerar a fondo. Sólo volverá a superar los cien kilómetros por hora una vez más, cerca del kilómetro 16,4, antes de detenerse en Cecebre. Un extra de 24 kilómetros Los problemas no se reducen a que la máquina no llegue ni por asomo a su velocidad máxima, es que además recorre más kilómetros de los necesarios para enlazar Ferrol y A Coruña. Por carretera, ambas ciudades están separadas por unos 50 kilómetros, pero el ferrocarril, según el GPS, recorre en total 74,2 kilómetros. ¿Cómo es posible? Hay dos motivos. El primero de ellos es que la vía férrea se desvía en varias ocasiones del trayecto más corto para acercarse a localidades como Cambre o Cabanas. El segundo es que el tren cambia de sentido en Betanzos. Llega hasta la parada de Infesta, regresa sobre sus pasos, y se detiene de nuevo en la estación de Betanzos-cidade. Como un ciclomotor Los datos del GPS al llegar a Ferrol hablan por si solos. Son las cuatro de la tarde, el tren ha tardado una hora y 19 minutos en enlazar dos ciudades separadas por sólo 50 kilómetros de autopista. La velocidad media del viaje, incluyendo el tiempo que ha pasado detenido, es de 55,8 kilómetros por hora. Es decir, un ciclomotor de 49 centímetros cúbicos que viajase por carretera, y no encontrase atascos, podría llegar antes. Sin incluir las catorce paradas intermedias, en las que el convoy ha pasado 17 minutos inmóvil, la velocidad media ha sido de 71,2 kilómetros por hora. La infraestructura viaria que discurre entre A Coruña y Ferrol deja al Regional de Renfe muy por detrás de una locomotora de 1936, como la que aparece en un cártel de la compañía colgado en el despacho de billetes de A Coruña. Es paradójico que aquella máquina, que hoy tendría más de 71 años a sus espaldas, pudiese alcanzar los 160 kilómetros por hora.