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Las empresas cada vez tienen una mayor sensibilización por cumplir con las demandas de la sociedad y por alinearse con los valores que imperan en cada época. Para hacerlo realidad, necesitan de herramientas que trasladen un mensaje contundente e inequívoco de ese compromiso. Centramos nuestra charla con Mayrata Conesa en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), contemplados en la Agenda 2030, y en los criterios ESG -siglas, en inglés, de Environmental, Social and Governance-, de cuya aplicación depende la reputación, la credibilidad y la viabilidad de las organizaciones.

Para la mánager de ESG de AENOR, el modelo de gobierno es el que va a permitir definir una estrategia ambiental y una social, además de que destaca la implicación cada vez mayor de las compañías por alcanzar esos estándares de una forma integrada y consciente.

¿Cómo podría explicar de una forma concisa en qué se diferencian los ODS de los criterios ESG teniendo en cuenta que abordan preocupaciones comunes?

Los ODS establecen el marco de referencia y cuentan con el consenso a nivel mundial, es en su desarrollo donde es posible fijar criterios y pautas de actuación concretas. Es fundamental que las organizaciones aterricen cómo van a orientar sus actuaciones para implantar las metas contenidas en los ODS.

De los 17 focos de actuación de los llamados ODS, ¿cuáles son los que más están costando aplicar a las empresas y por qué?

Destacaría sobre todo el objetivo número 17, el que está relacionado con las alianzas para lograr los objetivos. En este sentido, la situación pandémica ha provocado que esa parte de búsqueda de alianzas se haya visto más deteriorada o que se hayan encontrado más dificultades a la hora de abordarlas. Hay que pensar que las alianzas están pensadas para asistir a países que lo puedan necesitar e implica coordinar a diferentes actores como son los gobiernos, el sector privado o la sociedad civil, entre otros.

Y en cuanto a los criterios ESG, ¿cuáles entrañan más dificultad o despiertan más dudas a la hora de ponerlos en marcha en las distintas compañías?

En este sentido, pese a la complejidad que puede revestir la parte medioambiental, es cierto que el elevado desarrollo normativo y la mayor sensibilidad hacia estos temas ha provocado una mayor evolución e implantación en las organizaciones, especialmente en los sectores cuya actividad tiene impacto ambiental relevante.

En los aspectos contenidos en la S y en la G se aprecia una evolución más reciente y consideramos que van a ser cuestiones que cada vez tienen un mayor peso y en los que las organizaciones van a poner mayor foco en el corto y medio plazo.

¿Cómo de difícil lo tiene una empresa con años de antigüedad y sin ninguna inversión sostenible a sus espaldas que quiera actualizarse y cumplir con los criterios ESG? ¿Por dónde deberían empezar?

Desde AENOR defendemos que el criterio relativo a la G, a la gobernanza, es el que va a liderar este cambio. Estamos hablando de la propia gobernanza de la compañía, es decir, al final el modelo de gobierno es el que va a permitir definir a continuación una estrategia ambiental y una estrategia social. Por lo tanto, lo ideal sería empezar por ese modelo de gobernanza y, a partir de ahí, trabajar los otros dos. Lógicamente, también dependerá mucho del sector de su actividad, de que se tenga una mayor necesidad de alinearse con las cuestiones ambientales o sociales o incluso con ambas. Hay actividades que por su impacto ambiental lógicamente van a requerir sí o sí de inversión sostenible, no hay un margen negociable en ese sentido.

En el mercado existen pocas soluciones que tengan un enfoque integral ESG, ¿cómo está abordando AENOR el desarrollo de estas soluciones?

Pues este es, sin duda, nuestro principal reto en el 2023: trabajar, efectivamente, en una visión integrada. Muchas compañías están ya en busca de esa integración, pero venimos de un escenario previo en el que las tres patas estaban, digamos, trabajando en paralelo pero no de manera integrada. En muchos casos, por los propios perfiles de quienes gestionan la parte ambiental, la parte social o la parte de gobernanza se trataba de unidades o equipos diferentes dentro de la organización. Ahora, sobre lo que estamos trabajando es precisamente en tratar de encontrar esa integración y en unirnos a aquellas compañías que están trabajando activamente en esto.

Es verdad que el hilo conductor que nos va a permitir alcanzar ese objetivo son las obligaciones de reporte, es decir, todo lo que ha supuesto la verificación de información no financiera, los estándares GRI -que son aquellos que representan las mejores prácticas a nivel global para informar de forma pública los impactos económicos, ambientales y sociales de una empresa- y otros estándares que son los primeros que empiezan a hablar de las tres patas como un conjunto. Las organizaciones ya ven claramente la necesidad de esa integración. Recalco que no hablamos de sumar, sino de integrar, por eso yo creo que este año va a ser muy interesante en ese sentido.

«El principal reto de este año es trabajar en una visión integrada de los criterios sociales, ambientales y de gobernanza»

Desde AENOR, ¿perciben un interés activo de las empresas por poner en marcha los ODS o los criterios ESG con antelación o lo ven más bien como una obligación que no pueden eludir?

No, yo creo que hay un interés, hay una sensibilización en las compañías por todas estas cuestiones como comentábamos antes. Especialmente, hay un interés focalizado en el medio ambiente: por necesidad de la propia actividad, por su impacto..., pero también en cuestiones sociales y de gobernanza. Sin duda, la sensibilidad está y está en muchos sectores.

Evidentemente, los marcos legales y la obligatoriedad de cumplir determinadas normativas siempre ayudan y hacen de palanca, al mismo tiempo que te acercan a lo que serían estas cuestiones. A partir de ahí, las organizaciones pueden potenciar y hacer cosas más allá de ese estricto marco legal, pero sí que se percibe esa mayor sensibilidad y cada vez son más las compañías que tienen áreas de sostenibilidad y hablan de ella de forma reiterada y con enfoque de futuro. De hecho, ya la integran en su organización dentro de sus organigramas y en su funcionamiento posterior.

Un buen gobierno corporativo, ¿es la base del modelo o es el centro a partir del cual se vertebran el resto de las soluciones?

Al final, y como te comentaba antes, para que haya un enfoque ESG en la organización tiene que haber un determinado compromiso desde la gobernanza, es decir, que se empuje desde el modelo de gobierno corporativo. Y es lógico, ya que ese órgano de gobierno es el que representa a la compañía y es el que tiene que decidir cómo de alineado está con la sostenibilidad, qué estrategias tiene a nivel ambiental, social y, por lo tanto, yo creo que es la base. No se me ocurre un modelo de ESG que no parta de un compromiso a medio y largo plazo desde el más alto nivel de la compañía y que trate de integrar en la estrategia los criterios de ese fin.

La Guía de Buen Gobierno de la CNMV indica una serie de obligaciones en ámbitos como el medioambiental, el social o en la lucha contra el fraude, ¿cuál cree que es más complicado de cumplir para las empresas y por qué?

Lo primero que yo tendría en consideración es que la guía está concebida para sociedades cotizadas y, por lo tanto, tiene un ámbito de aplicación reducido. Es verdad que la directriz de la CNMV, que me parece algo muy interesante, es que se debe cumplir o, sino, explicar. Es decir: “o cumplo o explico por qué no cumplo” y en los Informes anuales de Gobierno Corporativo cada sociedad tiene que dar cuenta si no cumple algo.

En este sentido, en lo que se refiere a incumplimientos es raro que los haya y, si los hay, suele tratarse de incumplimientos parciales, pero sí que es verdad que se trata de una guía que está muy alineada con todas las obligaciones que ya marca la Ley de Sociedades de Capital para para las compañías que operan en Mercado de Valores; y lo que marca son recomendaciones de mejora de ese modelo de gobierno corporativo, pero muy enfocado a la composición y al funcionamiento del propio órgano aportando, tan solo, ciertas pinceladas enfocadas a otras materias. En cualquier caso, yo creo que, a niveles generales, el conjunto de sociedades cotizadas ya está muy alineado con la mencionada guía.