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¿Qué pasa con los animales y el covid-19?

El doctor en veterinaria Germán Quintana Diez nos resuelve algunas dudas desde el Centro Veterinario A Marosa 

02 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El primer caso de covid-19 en España fue confirmado el pasado 31 de enero en la isla de La Gomera y el domingo 15 de marzo se anunció, en un comunicado institucional, el estado de alarma por segunda vez en la historia reciente del país como medida excepcional para la contención de esta pandemia. A día 31 de mayo hay más de 6 millones de casos confirmados y más de 350.000 fallecidas en todo el mundo, pero, ¿qué pasa con los animales y el covid-19?

Los animales se sitúan en el epicentro de la pandemia y así, el origen de la misma se localiza, en base a los datos disponibles, en un mercado húmedo de Huanan en la provincia de Wuhan. Los datos genéticos indican que se trata de un virus procedente de un murciélago y que, con alta probabilidad, saltó a otra especie animal, todavía por determinar, que estuvo en dicho mercado y actuó de reservorio del virus. Determinar que especie o especies pueden actuar de reservorio del virus será determinante para controlar a largo plazo la evolución de esta enfermedad.

En algunos de estos mercados húmedos donde se venden alimentos frescos y donde hay animales vivos también se comercializan animales silvestres, lo que supone un elevado riesgo para la salud pública al poder saltar muchas enfermedades (leptospirosis, brucelosis, gripe A, coronavirus) de estas especies silvestres al ser humano o a otras especies. La existencia de un sistema de control veterinario similar al existente en España y en otros países occidentales no permitiría la coexistencia de animales vivos en zonas con alimentos frescos ni la comercialización de animales silvestres sin ningún tipo de control sanitario, lo que haría muy improbable que hubiera tenido lugar esta pandemia. Esto debería hacernos reflexionar sobre la importancia del papel del veterinario en el sistema de Salud Pública, sobre todo si tenemos en cuenta que el 70% de las enfermedades emergentes son de origen animal. A pesar del ofrecimiento desde los distintos estamentos (clínicos, colegios profesionales, inspectores de sanidad, asociaciones empresariales, investigadores, docentes…), el papel de los profesionales veterinarios en la gestión de esta crisis sanitaria brilla por su ausencia, algo que no ocurre en otros países de nuestro entorno, donde el papel de los profesionales veterinarios en el control de esta y otras zoonosis juega un papel relevante en colaboración con el resto de los profesionales sanitarios.

Este coronavirus usa para entrar en las células y poder multiplicarse una proteína denominada ACE2, la cual actúa como puerta de entrada. Esta proteína no es exclusiva del ser humano y muchas otras especies expresan esta u otras proteínas análogas que pueden facilitar la entrada del virus. Los estudios realizados para evidenciar la presencia de esta proteína parecen indicar que especies como los cerdos, patos o los perros son más resistentes a la infección por SARS-Cov-2, mientras que otras especies como los visones, hurones y gatos son, sobre el papel, más susceptibles de ser infectados.

Son los animales silvestres los que posiblemente supongan un mayor riesgo y tengan una mayor probabilidad de actuar como reservorio de la enfermedad y así, los casos descritos hasta la fecha en granjas de visones en Holanda han despertado interés en este sentido. Es importante tener en cuenta que los animales alojados en estas granjas están sometidos a un hacinamiento, alimentación y condiciones que no se darían en un entorno natural, lo cual puede aumentar si cabe aún más el riesgo de infección en estos animales. En cualquier caso, la transmisión del virus en estas granjas se debió al contacto de los animales con un cuidador infectado y no se ha demostrado la transmisión de la enfermedad desde estos animales a seres humanos.

En el zoológico de Nueva York se detectaron varios casos de tigres y leones con COVID-19, los cuales fueron contagiados por un cuidador con esta enfermedad. Al igual que ocurre en las granjas de visones, las condiciones en las que estos animales salvajes están recluidos dista mucho de la vida en condiciones naturales y así, un tigre en la naturaleza, por su carácter no gregario, no estaría compartiendo un espacio tan reducido con otros felinos de la misma o de distinta especie, por lo que es poco probable que esta transmisión ocurriera en la naturaleza. Asimismo, el confinamiento de los animales salvajes y otras condiciones inherentes al confinamiento en estas instalaciones influyen sobre la respuesta de su sistema inmunológico, convirtiéndolos en animales más vulnerables a esta u otras infecciones.

El día 18 de mayo la Comisión Europea emite un documento denominado “COVID-19 and farmed and domestic animals: questions and answers”, en el cual se aclaran una serie de dudas sobre los animales y la COVID-19. Así, se indica que no se ha descrito ningún caso de infección natural por SARS-Cov-2 en animales de granja y, a nivel experimental, se ha descartado tanto en cerdos como en pollos. Este documento describe el trabajo que realizan la Comisión Europea y los servicios veterinarios con respecto a la salud animal y la pandemia, así como las responsabilidades internacionales de las autoridades veterinarias en la situación actual y el enfoque de la Unión Europea para la realización de pruebas en animales para detectar la infección por SARS-Cov-2. Este documento responde cuestiones relativas al riesgo de infección humana a través de animales, donde afirma que la vía de transmisión de la COVID-19 tiene lugar de humano a humano y que, si bien es cierto que ha habido casos de animales de compañía infectados por humanos, no hay evidencias científicas que sugieran que estos animales intervengan en la transmisión de esta enfermedad.

En el caso concreto de animales de compañía, los casos confirmados de COVID-19 se pueden contar con los dedos de una mano. Todos ellos, hasta la fecha, convivían con personas con COVID-19. Ninguno de ellos presentó síntomas de enfermedad compatible con esta enfermedad y los que fallecieron fue derivado de otras patologías preexistentes. En todos los casos los animales se contagiaron por contacto con un humano infectado y en ninguno de los casos se pudo demostrar que estos animales pudieran infectar al ser humano.

En un estudio de laboratorio se pudo confirmar la transmisión del virus entre gatos, los cuales recibieron una dosis de virus muy elevada y estuvieron confinados varios gatos desconocidos juntos y en un entorno también desconocido, lo que a todas luces influye en la respuesta del sistema inmunológico de estos animales no acostumbrados a estar confinados y rodeados de otros animales. Aun así, solo un gato sano se contagió y no desarrolló síntomas graves, lo que parece indicar que la transmisión entre gatos es mucho menos eficiente que entre personas y no se confirmó su capacidad de contagiar al ser humano.

Por último, hasta hoy, otro estudio realizado en Wuhan, China mostraba que alrededor de un 15% de los gatos analizados habían estado en contacto con el Coronavirus. El estudio no analizaba si estos gatos habían tenido síntomas o no y aquellos gatos cuyos propietarios eran positivos tuvieron los niveles más altos de anticuerpos frente al virus.

Con todo, los datos parecen indicar dos cosas:

  • El gato, y posiblemente otros felinos, pueden verse afectados muy ocasionalmente por el virus, especialmente siendo contagiado por propietarios o cuidadores que tienen la enfermedad. Estos gatos no muestran síntomas o son muy leves y su capacidad de infectar a otros gatos parece muy limitada.
  • Comparar el número de gatos afectados con la tragedia que supone en personas, ofrece la dimensión real, anecdótica, del problema en los gatos.

La COVID-19 es una enfermedad de transmisión entre personas, que afecta a personas y es donde deben centrarse los esfuerzos por contener la enfermedad.

En estos momentos donde muchas personas están aisladas de sus familiares y con la única compañía de sus mascotas, en concordancia con el comunicado de la Asociación de Veterinarios Españoles de Pequeños animales (AVEPA), debemos incidir en lanzar un mensaje de tranquilidad y decirles que pueden seguir disfrutando de esta compañía siguiendo las recomendaciones que se han venido haciendo desde el inicio de la pandemia.

Aquellas personas con COVID-19 que tengan animales de compañía, deben evitar o reducir el contacto con sus animales. Se recomienda que otro miembro de la familia se ocupe del cuidado de estos animales. Si esto no es posible, hay que lavarse bien las manos antes y después de haberlos tocados y disminuir al mínimo imprescindible el contacto con estos animales.

En aquellos gatos con acceso al exterior hay que evitar que puedan salir.

En los perros, los paseos deben ser, tal como indica la normativa, lo más cortos posibles y manteniendo la distancia recomendada con otras personas.

Si estos animales necesitan ir al veterinario, llame con antelación para informar que han estado en contacto con una persona con COVID-19 y que su veterinario pueda valorar si es necesario ver al animal, y en ese caso tomar las medidas adecuadas.

No se recomienda en estos momentos hacer análisis a perros o gatos asintomáticos.

La situación de la pandemia cambia día a día y los veterinarios seguiremos atentos a las informaciones que aparezcan, las valoraremos de forma rigurosa para adaptar nuestros protocolos y recomendaciones si fuera necesario. Hoy por hoy, no hay evidencia de que nuestras mascotas puedan transmitir la enfermedad a personas.