CONTENIDO PATROCINADO

La pizarra gallega, emblema de sostenibilidad e innovación que ha conquistado el mundo

La pizarra gallega se ha convertido en los últimos años en un distintivo de excelencia de la marca Galicia en el exterior. Y no es para menos, ya que es la comunidad líder dentro del sector en todo el territorio nacional y la que más exporta al ámbito internacional

13 nov 2019 . Actualizado a las 18:16 h.

Este material noble, que se utiliza en innumerables recursos constructivos, tiene cada día más presencia fuera de nuestras fronteras, ya que aproximadamente un 90% se destina a exportaciones. En 2018 se exportaron desde España 453.075 toneladas a 52 países de los cinco continentes. Francia y el Reino Unido son los que más demandaron nuestra pizarra, concretamente 191.513 y 139.818 toneladas respectivamente, y también Alemania, país al que exportamos 59.904 toneladas.

Y es que la pizarra es un material de un valor excepcional que surge de la propia naturaleza y cuenta con unas características técnicas inigualables. Su inmejorable calidad permite utilizarla tanto en cubiertas como en pavimentos interiores y exteriores, revestimientos, fachadas ventiladas y también como elemento decorativo que imprime a las construcciones una personalidad única. Su gran resistencia y durabilidad, superior a los 200 años, hacen de ella la alternativa más eficiente y una opción asequible, porque su mantenimiento es sumamente sencillo. Su limpieza solo requiere agua y sus placas son fácilmente sustituibles y reemplazables. Además, es un excelente aislante térmico que contribuye a dotar a los espacios de un ambiente confortable.

Buque insignia de la sostenibilidad ambiental

De entre todas las ventajas que tiene la pizarra española frente a otros materiales de construcción, su bajo impacto ambiental es uno de los más relevantes. La pizarra genera menos dióxido de carbono y consume menos agua y energía en su proceso de producción, por lo que presenta un bajo gasto energético en comparación con otros materiales de cubierta. Su durabilidad y el potencial de reciclado o regeneración la sitúan como un material idóneo con una larga vida útil que convive en armonía con el entorno.

De hecho, cuenta con la Declaración Ambiental del Producto (DAP), que le confiere un valor añadido de gran importancia en un ámbito cada vez más concienciado con la utilización de elementos sostenibles y respetuosos con el medio natural. Concretamente, la pizarra para cubiertas cuenta con puntuación adicional al Certificado LEED®, un sistema de evaluación de ámbito internacional, para fomentar el desarrollo de edificaciones partiendo de criterios sostenibles y de alta eficiencia.

La elaboración del producto se realiza de manera semiartesanal y no se utiliza ninguna sustancia química en todo el proceso productivo, por lo que cada pieza de pizarra es “hecha a mano”. Además, son colocadas también a mano por profesionales que, con su trabajo, mantienen viva una tradición con miles de años de historia.

La arquitectura mundial redescubre la pizarra como elemento excepcional

Además de los usos tradicionales de la pizarra en la construcción se están ampliando las aplicaciones de este material hacia soluciones contemporáneas en las que lo tradicional conjuga a la perfección con una arquitectura innovadora.

Las cualidades de la pizarra y su gran versatilidad permiten adaptarse a todo tipo de superficies, ya sean planas o curvas e independientemente de su grado de inclinación. Esto permite abordar nuevas corrientes arquitectónicas y de construcción con este material, como su utilización en cubiertas inclinadas, revestimientos interiores, suelos, pavimentos y en más lugares dentro de una obra que hace años no se contemplaban. De hecho, la arquitectura actual apuesta por la pizarra en edificios tan emblemáticos que son admirados en todo el mundo, como la Autoridad Portuaria de Amberes, el edificio La Quantiniere en Trézalé (Francia), el Hotel Binet en París, la Casa del Hombre en A Coruña, o en obras públicas como el centro de salud de Ortigueira.

Una actividad clave en la dinamización del empleo local de calidad

En Galicia, las principales zonas productoras de pizarra son la comarca de Valdeorras, en la provincia de Ourense; la zona de Quiroga y Folgoso do Courel, en la provincia de Lugo; la comarca de Ortigueira en la provincia de A Coruña; y los ayuntamientos de Mondoñedo, Pastoriza, Lourenzá, Samos, Pol y Fonsagrada, en Lugo.

La calidad del material y el carácter emprendedor de las empresas favorecen la generación de empleo local. Actualmente el sector mantiene 2.400 empleos directos y cerca de 10.000 indirectos en pequeñas y medianas empresas, cuyo número de trabajadores oscila entre 50 y 75, aunque algunas tienen más de 200. Es cada vez mayor la presencia de grupos empresariales.

Los salarios son cada vez más competitivos y las plantillas aumentan progresivamente el número de empleados. En este sentido, cobra especial trascendencia la participación de las mujeres en esta actividad, que supone el 25 % de los empleos del sector. Este compromiso por promover el desarrollo profesional de la mujer del entorno rural es un motivo más para reconocer la labor que está llevando a cabo el sector.

El esfuerzo que vienen realizando las empresas por dar visibilidad a su trabajo y a la incidencia de su actividad en la economía de la comunidad están dando frutos y el sector cuenta hoy con un merecido posicionamiento en España y en el mundo. Sin embargo, es fundamental reforzar la colaboración conjunta entre las firmas y las instituciones para impulsar la puesta en marcha de políticas que potencien la comercialización de la pizarra local. Por su parte, los pizarristas gallegos siguen en la búsqueda constante de nuevos mercados internacionales a los que exportar, lo que contribuye significativamente a mantener su posición de liderazgo.

El Clúster da Pizarra de Galicia, entidad que aúna a las compañías del sector en nuestra comunidad, certifica que sus empresas poseen una dilatada experiencia en la elaboración y selección del producto final gracias a los sistemáticos controles internacionales a los que están sometidos por parte de los países que importan pizarra gallega. Este organismo aglutina a 42 entidades. Todas ellas tienen por delante un futuro lleno de posibilidades para continuar su crecimiento y liderazgo.