«Alquilo sofá cama por 500 euros al mes»: a Ibiza se le va de las manos el alquiler turístico

Ya estamos ahí. Todo a punto para marcar en el calendario los días de vacaciones. Empieza la búsqueda, y en ese proceso, muchos son los que pondrán en Google los términos «apartamento Ibiza». No es para menos, pues la isla pitiusa, que un día fue cuna del movimiento hippie en España, es hoy una oda a la fiesta que pocos se quieren perder. Pero incluso para los más tranquilos hay opciones en este rincón balear, pues con solo profundizar un poco encontraremos las playas más paradisíacas y unos atardeceres que no se olvidan. ¿El problema? Que nuestros deseos se darán de bruces con la realidad al comprobar que en Ibiza los alquileres no solo están por las nubes, sino que incluso algún arrendador ha llegado a poner un sofá cama en un salón al precio de 500 euros al mes.

Parte del problema de estos precios del todo inasumibles (y que rozan lo inmoral) deriva de la gentrificación a la que está sometida la isla en verano y esto está íntimamente ligado al auge de los alquileres turísticos de la economía colaborativa. Cada vez son más los que piensan eso de «hecha la ley, hecha la trampa» y buscan cualquier recoveco para zafar y, así, sacar tajada a este tipo de alojamientos, a los que cada vez les suben más los precios. Sin embargo, el Ayuntamiento de Ibiza ya le busca la fórmula para poner coto a plataformas como Airbnb para evitar los excesos de muchos propietarios. La razón es que mientras unos disfrutan de unas vacaciones a todo tren, trabajadores de la isla blanca tienen que vivir hacinados en pisos o pasar noches en furgonetas porque no pueden permitirse un hospedaje digno. Ante esta coyuntura, la Ibiza inmobiliaria, que tradicionalmente han estado a rebosar porque la isla pitiusa siempre ha sido un filón para los que pueden permitirse pasar una larga temporada al sol, como para los interesados en hacer negocio, podrán respirar tranquilos.

Si bien las plataformas de economía colaborativa comienzan a estar vistas en el sector turístico como un Goliat contra el que luchar, las inmobiliarias de Ibiza se guardan un as en la manga. Y es que por suerte, cada vez son más los que buscan una calidad de vida en este lugar mediterráneo para pasar largas temporadas de verano o un retiro cuando llega la jubilación. Son perfiles interesantes que traen nuevos aires a la isla y contrarrestan el turismo de sangría y balconning que tanto daño hace a la imagen de los pitiusos.

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