La UCI neonatal de la Maternidad HM Belén, abierta las 24 horas del día los 365 días del año, atiende cada año a más de cien bebés. Apuesta por la implicación de los padres y la humanización en los métodos de recuperación de los nacimientos prematuros

La Voz

Uno de cada diez bebés nace cada año en el mundo de forma prematura. En España, rondan los 28.000 -uno de cada 13, una tasa menor que la media mundial, pero entre las más altas de la Unión Europea-. Según datos del INE, los alumbrados antes de la semana 37 de gestación (nacimientos pretérmino) aumentaron hasta un 36 % entre 1996 y el 2013. ¿Por qué se adelantan los partos? ¿Qué esperanza tienen estos pequeños de salir adelante? ¿Cuál es la labor que se lleva a cabo en las UCI neonatales?

En  la Maternidad HM Belén, de A Coruña, nacen unos 1.200 niños al año: más de cien ingresan en su unidad de cuidados intensivos (en el 2018 fueron un total de 178) y en torno a un 8 % de sus nacimientos son prematuros. Tal y como explican las enfermeras Laura Lejo y Montserrat Fernández, hay diferentes motivos por los que un niño puede precisar una hospitalización en este servicio, activo en el centro coruñés desde hace ya 14 años: «Si el bebé nace con dificultades respiratorias y necesita ayuda para ventilar mejor (ya sea muy grave y precise de un tubo traqueal y un respirador o solo de un pequeño empujón, como una cánula nasal que le asista en la ventilación) o porque necesita más calor; en definitiva, el ingreso en esta unidad les sirve para estabilizarse después del sufrimiento que para el niño supone el parto». También requieren ingreso, añaden, aquellos «bebés que se ponen amarillos», para ayudarles a que remita ese color que responde a una subida de la bilirrubina total en sangre. «Necesitan estar sometidos a una luz específica -detallan-. Algunos con la luz solar ya se estabilizan, pero otros requieren de una iluminación concreta que les proporcionamos con una lámpara que tenemos en la UCI. Cuando esto sucede, tienen que pasar entre 24 y 48 horas, dependiendo del caso,  en una incubadora con esa luz».

Prematuros y grandes prematuros

Todos estos casos se refieren a niños nacidos a término, a partir de la semana 37. «Todos los que nacen antes, ingresan sí o sí». Dependiendo de la prematuridad, se puede hablar de grandes prematuros ( por peso o edad gestacional) , cuando nacen por debajo de la semana 30-31 (a partir de la 24-25 ya empiezan a ser viables), o prematuros que llegan entre la 31 y la 36, más o menos. ¿Por qué nace un niño antes de tiempo? 

«Hay varios factores -sostienen Lejo y Fernández-, uno de ellos es que a la madre se le rompa la bolsa de forma prematura y el niño se quede sin líquido amniótico; hay que sacarlo porque es el medio en el que sobrevive el bebé dentro del vientre materno. También puede ser por dilataciones o por patologías maternas, como la tensión arterial o la diabetes, entre otras».

El milagro de Aitana: 600 gramos

Coinciden ambas en un caso especialmente «milagroso», el de Aitana, «una niña muy pequeñita que nació hace tres años y pico con poco más de 600 gramos. También tuvimos bastantes de 800, 900 gramos, pero esta era especialmente pequeña». «La madre dilató y no hubo manera de frenar el parto -recuerdan-. Hoy está estupenda, no tiene secuelas. Sus padres nos mandan vídeos y fotos, se acuerdan mucho de nosotras. Da gusto ver cómo aprenden, cómo crecen, cómo se relacionan, cómo salen adelante».

A los padres de bebés prematuros se les suele avisar de que cuenten, por lo menos, con que van a permanecer ingresados hasta la fecha que tenían probable de alta. «Para que un niño que haya nacido antes de tiempo sea dado de alta, tiene que comer sin ayuda, ya sea biberón o pecho, pero por sí solo, y alcanzar un peso de por lo menos 2,2 o 2,5 kilos, vienen rondando las 36 semanas de edad corregida -señalan las enfermeras-. Pero también hay niños ingresados que pasan de estas semanas, como los que nacen con bajo peso, con un retardo del crecimiento intrauterino, por ejemplo».

La UCI neonatal de la Maternidad HM Belén es un servicio 24 horas al día, los 365 días del año, en el que pediatras, obstetras, anestesistas, enfermeras y también psicólogos dispensan a los recién nacidos prematuros o con algún otro tipo de problema todos los cuidados necesarios para completar su desarrollo y favorecer su pronta recuperación e incorporación al entorno familia, al tiempo que arropan y ayudan a los padres en un momento que suele ser delicado para ellos. No todos los bebés que precisan atención en la UCI neonatal necesitan estar en incubadoras -«por ejemplo, los que presentan una glucemia baja o los que necesitan antibióticos ante el riesgo de coger una infección, permanecen en cunas-, y en caso de necesitarlo, la unidad cuenta con varios tipos de equipos en función de lo que requiera la situación «Las incubadoras son cubículos con temperatura y humedad regulables que intentan emular al máximo las condiciones que tienen los bebés dentro del útero materno -ilustran Lejo y Fernández-. Además, protegen al recién nacido de factores externos como el ruido y la luz y se tapan para que sigan desarrollándose bien. Aquí tenemos seis incubadoras y seis cunas térmicas. Estas últimas se suelen usar para niños algo más grandes, para gemelos o para bebés operados, porque, además de estar ellos más cómodos, el acceso para manipularlos es más sencillo. 

Siempre que es posible, los hermanos que nacen a la vez se ponen juntos. «Llevan semanas compartiendo un mismo espacio en la barriga de su madre, se echan de menos, y cuando los juntas notas cómo se tocan, cómo se calman. Acaban termorregulando la temperatura y estabilizando las constantes vitales. Favorece el vínculo entre hermanos y también con los padres. Es más práctico y más cómodo, sobre todo para los bebés.

24 horas, 365 días

Aunque no todas lo son, la UCI neonatal de la Maternidad HM Belén es una unidad abierta, en la que los padres pueden acudir a cualquier hora del día a ver a sus bebés y pueden pasar ahí el tiempo que quieran. El personal sanitario recomienda que lo hagan, sobre todo, a la hora de comer del niño, durante las tomas, para darles el pecho o para ayudarles a tomar el biberón, involucrándose en el proceso y aprendiendo cómo hacerlo.«Todo lo que rodea la maternidad está repleto de dudas, y más en situaciones atípicas, que son las que llegan a la UCI. A los padres les surgen mil cuestiones y agradecen muchísimo que podamos asesorarles».

El resto de familiares también pueden entrar a ver a los niños en un horario de visitas reducido, por las mañanas de 13.30 a 14 horas y por las tardes de 19.30 a 20. «Les pedimos que pasen de dos en dos, el filtro de quién entra lo ponen los padres, pueden ser abuelos, tíos, vecinos, amigos... pero siempre pedimos la máxima discreción y silencio. 

Laura Lejo y Montserrat Fernández
Laura Lejo y Montserrat Fernández

La primera generación de personal sanitario que entró a trabajar en la UCI neonatal de la Maternidad HM Belén lo hizo en el año 2005. Actualmente son 14 enfermeras; cinco de ellas, desde entonces. Lejo y Fernández coinciden en que es vocacional: «Para trabajar en sanidad te tiene que gustar, pero trabajar con bebés tan pequeños es algo vocacional». ¿La parte más dura?: «Dar malas noticias a las familias, ver el dolor de los padres». Sin embargo, insisten, hay muchísimas más buenas noticias que malas: «Más de un 90 % son buenas, pero las malas son muy malas, ese es el problema. Pero después reconforta mucho cuando vienen de visita y ves a los niños de un kilo que ya tienen un año, dos, tres... y son niños sanos y normales, espabilados, eso merece todo la pena». Los padres suelen mantener el contacto, el vínculo emocional que se genera es grande, sobre todo con los pacientes que permanecen mucho tiempo ingresados. Acaban incluso haciendo amistad con ellos. «Son muchas horas y son momentos muy duros en sus vidas que pasas a su lado».