Las dificultades que pueden surgir, si es mejor programarlo o que llegue de foma natural, en qué momento acudir al hospital, qué pasa si se esperan gemelos, cómo de recomendable es la epidural, qué es la episiotomía...

La Voz

Los controles ginecológicos son actualmente avanzados y exhaustivos, pero cada vez es más habitual que los embarazos se compliquen: las mujeres son madres mucho más tarde que antes y muchas se someten a técnicas de reproducción asistida. Pero en la Maternidad HM Belén, de A Coruña, están acostumbrados a tratar con este tipo de casos: «También llevamos embarazos con diabetes gestacional, con tensiones altas, embarazos gemelares, con bebés que crecen poco, con amenazas de parto prematuro y con pacientes con epilepsia o con problemas de tiroides o reumatológicos», detalla la doctora María Alonso. No hay nada que temer, el centro pone a disposición de todas las embarazadas una atención integral, multidisciplinar y personalizada durante el embarazo y el periodo posterior al parto. Cuenta, además, con un servicio de urgencias ginecológicas durante las 24 horas del día y una unidad prenatal de cuidados intensivos. 

¿Cómo es el proceso del parto, qué tipo de partos hay? ¿Qué dificultades pueden surgir? ¿Es recomendable la epidural para calmar el dolor? ¿Y la episiotomía? Resolvemos, de la mano de la doctora Alonso, todas las dudas.

Cómo sé que estoy de parto

La mayoría de las mujeres se ponen de parto espontáneamente, en sus casas o haciendo vida normal. ¿Cuándo deben acudir al hospital? «Cuando notan que pierden líquido -explica la ginecóloga-. Muchas veces van y es una falsa alarma, pérdidas de orina por la presión de la cabeza del bebé sobre la vejiga, pero aún así es mejor que vayan, mejor que vayan de más que de menos». 

El parto también puede arrancar directamente con contracciones. «Cuando llegan, no hay duda, porque duelen -aclara-. Las de verdad, duelen mucho y la paciente enseguida se da cuenta de que son las de parto». Detalla que son cada vez más frecuentes y más dolorosas, y recomienda acudir al hospital cuando las contracciones se produzcan cada cinco o siete minutos. 

Qué sucede al llegar al hospital

En la Maternidad HM Belén siempre hay un ginecólogo de guardia que atiende a la futura madre a su llegada al centro hospitalario: la explora, comprueba si en realidad está de parto y, en caso de que así sea, la ingresa. A continuación, se pone en contacto con su ginecólogo tratante, el que le ha llevado el embarazo, que se acerca hasta el hospital para estar pendiente de ella y atenderla. «A nosotros nos gusta cuanto más natural el parto, mejor», apunta la doctora Alonso con respecto al equipo de ginecólogos del que forma parte. «Si la mujer se pone de parto sola es mucho mejor, sea la hora que sea, porque el proceso suele ser mucho más rápido, todo evoluciona más favorablemente».

Cuándo se provoca un parto

«Cuando la embarazada llega a la 41 semanas y unos días ( sin llegar a la 42) o, si la paciente tiene más de 40 años u obesidad -sostiene- no se debe esperar más de las 40 semanas. Un parto se provoca programando un ingreso: «Si el cuello del útero está muy cerrado le suministramos unas pastillas para ablandarlo un poquito y cuando ya tiene buenas condiciones la idea es empezar con un gotero de oxitocina para que la paciente vaya teniendo contracciones». 

La oxitocina es una hormona que el cerebro segrega de manera natural para provocar las contracciones; si la paciente no las tiene, se administra para generárselas. «Les recomendamos que mientras estén dilatando y no tengan la epidural puesta se muevan, que estén sentadas en la pelota de pilates o de pie, o haciendo ejercicios de yoga». Hasta que piden la epidural.

¿Es recomendable la anestesia epidural?

La gran mayoría de las pacientes se la ponen. Son ellas mismas las que la piden. ¿Cuándo ya no aguantan más el dolor? «No necesariamente, cuando tienen dolor, no hay que esperar tampoco hasta el límite». Da igual la dilatación que tengan: «Hay gente que viene muy dilatada y se les pone igualmente, como en el hospital hay anestesistas 24 horas, siempre hay alguien dispuesto». 

Ponerse la anestesia es una decisión personal de la futura madre: «No es ni bueno ni es malo, simplemente te quita el dolor», valora la doctora. Una vez que la paciente está dilatada del todo y lo único que falta es empujar, el equipo médico la traslada al quirófano, donde le puede acompañar, si así lo desea, una persona. Llega el momento de empujar.

Y si no sé empujar

Apunta la ginecóloga la importancia de ir a clases de pilates previas al parto para aprender a contraer los músculos que facilitan el empuje. «Aunque no hayan ido a clases preparto, nosotros les ayudamos en el momento, les vamos guiando, y no suelen tener problemas -señala-, pero si hacen pilates, esa manera de empujar que es un poco distinta es mucho más efectiva, y viene mejor».

Dra. María Alonso
Dra. María Alonso

¿Episiotomía o rasgado natural?

En ocasiones, el bebé es demasiado grande y la expulsión del bebé resulta dificultosa. La episiotomía es una incisión quirúrgica en la zona del perineo femenino, que comprende piel, plano muscular y mucosa vagina, y que se practica de la comisura posterior de la vulva hacia la cara lateral derecha con el fin de evitar un desgarro de los tejidos durante el parto. Sin embargo, no todos los médicos son partidarios de esta intervención. Desde la Maternidad HM Belén prefieren evitar el corte: «No lo hacemos de rutina, recomendamos que desde la semana 34 se haga en casa el masaje perineal (lo enseña un fisioterapetura) para hacer más elástica la zona, un día sí, un día no, y así se evitan los desgarros». «No tener un corte, no tener puntos es una maravilla para recuperarse luego».

Cuándo se hacen cesáreas

Se pueden hacer programadas y de urgencia. Las programas suelen practicarse cuando el bebé viene de nalgas o cuando es demasiado grande, cuando la mujer tiene una placenta previa, en casos de bebés prematuros, de niños que crecen muy poco, a veces en casos de embarazos gemelares o triples, según cómo estén colocados, y si la madre tuvo ya dos cesáreas anteriores. «Hay mujeres que tuvieron solo una y ellas eligen, si quiere parto natural o quieren una cesárea».

Las de urgencia  se llevan a cabo cuando la paciente está de parto, dilatando, y el bebé empieza a sufrir. O cuando se produce un desprendimiento de placenta, un niño que está pasándolo muy mal o un prolaxo de cordón.

Es importante tener en cuenta que después de una cesárea  también se hace el “piel con piel”, para reforzar el vínculo con la madre, igual que después de un parto natural.

Volver a ser la de antes

En el centro coruñés, una vez que nace el bebé, lo dejan durante unas horas sobre la madre, piel con piel. «No se separa para nada, para que sea muy natural». Si el parto transcurrió natural, sin complicaciones, la mujer suele quedarse 48 horas ingresada y si fue por cesárea, tres días o cuatro, depende de cómo se vaya recuperando. Lo irá haciendo poco a poco, con calma: el cuerpo volverá a su sitio a partir de los cuarenta días, pero a veces el proceso tarda hasta un año. 

¿Y qué pasa con el suelo pélvico?

El suelo pélvico es el conjunto de músculos, ligamentos y tejido conectivo que cierra la cavidad pélvica en su parte inferior. Esta zona experimenta cambios a lo largo de la vida de la mujer, pero es evidente que tanto el embarazo como el parto someten al suelo pélvico a una tensión que, de no tomar precauciones, puede provocar efectos indeseados, como incontinencia urinaria, dolores pélvicos y de espalda, disfunciones en las relaciones sexuales, etc.

En este sentido, la fisioterapeuta del Policlínico HM Matogrande, Nelly Álvarez, señala que «es fundamental tomar conciencia de la musculatura perineal, para así poder ejercitarla y prevenir futuras complicaciones. El punto de partida es que todas las mujeres seamos conscientes de que debemos ocuparnos de nuestro suelo pélvico antes, durante y después del parto».