Sapiens y neandertales,  una historia de amor que duró 7.000 años

redacción LA VOZ

CIENCIA

© Tom Björklund para el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva

El cruce entre ambas especies vivió su momento culminante en un período único hace entre 53.500 y 43.500 años que dejó como legado a los humanos modernos una mayor resistencia a los virus y una mejor protección frente al frío

13 dic 2024 . Actualizado a las 12:33 h.

Los neandertales no se han extinguido del todo. Perviven en nosotros, los sapiens, en nuestro ADN. A esta herencia genética le debemos que hayamos podido sobrevivir a climas fríos, con la incorporación de genes que metabolizan las grasas para resistir mejor las bajas temperaturas; la pigmentación de la piel que nos ha facilitado hacer frente a la radiación ultravioleta o un sistema inmunitario más robusto que nos permite defendernos mejor frente a los virus o de coronavirus como el causante del covid.

En nuestro genoma conservamos entre un 1 % y un 2 % del legado de nuestros primos hermanos, salvo las poblaciones originarias de África. Es algo que se ha demostrado hace años, fruto de la hibridación entre ambas especies, y que ahora confirma un nuevo trabajo publicado en Science en el que se han analizado más de 300 genomas de humanos de los últimos 50.000 años.

Pero esto no es lo más relevante de un trabajo liderado por el Instituto Max Plank de Antropología Evolutiva de Leipzig y por la Universidad de California en Berkeley. Lo más importante es que por primera vez se aclara cómo fue la cronología de la mezcla entre neandertales y humanos modernos y el impacto genético que ha dejado en nuestra especie. Lo sorprendente del caso es que la mayor parte del flujo genético que recibimos de los neandertales es atribuible a un único período, que probablemente se produjo hace entre 50.500 y 43.500 años. Fue un período de 7.000 años en el que ambas especies mantuvieron relaciones sexuales. Posteriormente a este gran encuentro solo se registró otro, posterior a los 40.000 años, pero con mucho menos impacto.

Además, la herencia neandertal se sometió a una rápida selección natural en las generaciones posteriores, especialmente en el cromosoma X. ¿Y cómo eran nuestros antepasados europeos fruto de esta gran hibridación? Fundamentalmente tenían la piel y el pelo oscuros, ojos marrones y vivían en grupos pequeños.

«Se ratifica la idea de que la selección negativa (eliminación) de segmentos cromosómicos neandertales ocurrió de manera muy rápida, inmediatamente después del evento de hibridación. Este barrido en nuestros cromosomas dio lugar a los llamados desiertos genéticos. Y en sentido contrario, se confirma que todos los humanos de procedencia no africana conservamos entre un 2 % y un 3 % de ADN neandertal, cuyas funciones están esencialmente relacionadas con la pigmentación de la piel, el metabolismo y el sistema inmunitario», explica Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) en una reacción recogida por SMC España.

Además, estas conclusiones coinciden con las de un estudio publicado este jueves en la revista Nature, en el que ha participado el Instituto de Biología Evolutiva (IBE) de Barcelona, que afina aún más y apunta que el gran momento de hibridación de ambas especies humanas fue hace entre 49.000 y 45.000 años.

La herencia neandertal en el mundo

Para hacer el estudio de Science, los investigadores examinaron los genomas de 334 humanos de los últimos 50.000 años, entre ellos 59 individuos que vivieron hace entre 45.000 años y 2.000 años, y 275 individuos actuales de diversas poblaciones mundiales.

Con estos genomas realizaron una evaluación exhaustiva de la variación de la ascendencia neandertal en los humanos modernos durante los últimos 50.000 años y descubrieron que la gran mayoría del flujo genético neandertal es atribuible a un único y extenso periodo compartido de flujo genético que probablemente se produjo hace entre 50.500 y 43.500 años.

«Esta cronología coincide estrechamente con las pruebas arqueológicas del solapamiento de neandertales y humanos modernos en Europa. Algunos de los primeros humanos modernos -Oase, Ust'-Ishim, Zlatý  y Bacho Kiro- poseen una ascendencia neandertal única y sustancial que no comparten con los humanos modernos después de 40.000 años», subraya Leonardo Iasi, investigador del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y primer autor del estudio.

Estos resultados no solo acotan a un período de 7.000 años la mezcla entre los neandertales y los homo sapiens, sino que además sugieren que la diversificación de los humanos fuera de África comenzó después del cruce con los neandertales, lo que explicaría, por ejemplo, por qué los asiáticos orientales tienen un 20 % más de genes neandertales que los europeos y los asiáticos occidentales.

Y es que si los humanos modernos se desplazaron hacia el este hace unos 47.000 años, como sugieren los yacimientos arqueológicos, ya habrían tenido genes neandertales entremezclados, razonan los autores.

Respecto al efecto del genoma neandertal en nuestro ADN en los últimos 50.000 años, el estudio revela que principalmente conservamos genes relacionados con la función inmunitaria, la pigmentación de la piel y el metabolismo, aunque los investigadores también hallaron grandes regiones del genoma que carecen de herencia neandertal, lo que demuestra que la ascendencia neandertal sufrió una rápida selección natural -tanto positiva como negativa- durante las generaciones posteriores al intercambio genético de ambas especies.