Cómo descubrir la ciencia y aprender ordenando armarios y viendo mucho fútbol

Fina Ulloa
fina ulloa OURENSE / LA VOZ

CIENCIA

En la iniciativa participan alumnos de todas las etapas educativas
En la iniciativa participan alumnos de todas las etapas educativas Santi M. Amil

Alumnos del Guillelme Brown presentaron medio centenar de proyectos e investigaciones en una feria científica escolar

05 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En el colegio Guillelme Brown la ciencia no se aprende en los libros. O, al menos, no únicamente. En este centro educativo se han empeñado desde hace más de dos décadas en alejar el concepto tradicional de cómo adquirir conocimientos científicos y hacer que los niños descubran que hay ciencia en todas y cada una de las cosas que hacen y en cada detalle del mundo que les rodea. «Nos gusta despertar su curiosidad y que no la pierdan. La investigación es la base porque así aprenden por ellos mismos. Lo hacen casi sin querer, divirtiéndose y con mucha independencia, lo que evita ese rechazo de cuando se sienten obligados a estudiar» resume el profesor Perfecto Blanco, jefe del departamento de Ciencias.

Todo el equipo docente se implica en esta filosofía. «Colaboran incluso de distintas áreas. Por ejemplo, este año uno de música y otro de tecnología y robótica plantearon un proyecto común para que los alumnos fabricasen un monocordio, un instrumento prehistórico al que integraron unos circuitos», cuenta Blanco. «Hay que echarle imaginación para que la actividad les resulte atractiva», añade.

El reflejo de ese esfuerzo se ha vuelto a materializa en su Expociencia, una feria en la que los alumnos han divulgado el resultado de sus trabajos. En la cita, que tras el parón del covid acaba de celebrar su 21 edición, se encontraban propuestas tan variadas como la del huevo saltarín o el que se fríe sin necesidad de fuego, cómo hacer pintura con harina o de qué manera fabricar plastilina ecológica y biodegradable. El consumo responsable centró varios de los estudios y mientras algunos de los más pequeños aprendían la diferencia entre denso y viscoso, los mayores creaban grúas con electroimanes, un prototipo de brazo articulado con una impresora 3D, aprendieron a medir el contenido de oxígeno en el aire o a utilizar modelos matemáticos para ordenar armarios o predecir el crecimiento de la población de una determinada especie animal.

Y es que, si se plantea de una manera atractiva, hasta las materias aparentemente más áridas pueden dar mucho juego. Y si no que se lo cuenten a Roque e Iker que analizaron precisamente la relación entre las matemáticas y el fútbol. Pero no todo se queda en los conocimientos. «Lo que se consigue es un aprendizaje muy significativo que va más allá de las materias curriculares. Aprenden a trabajar en equipo, a buscar información, y también a hablar en público y a mejorar su expresión oral mientras redactan las conclusiones de los trabajos para la feria», apunta Perfecto Blanco.