El naufragio que dio origen a la floración de la Península: la llegada de los insectos en el Jurásico Medio

Gabriela Consuegra
Gabriela Consuegra REDACCIÓN / LA VOZ

CIENCIA

Isla volcánica de Camarena

La tesis doctoral de un investigador de la Universidade de Vigo se convierte en la primera referencia sobre la interacción entre los insectos y las plantas ocurrida hace 170 millones de años

13 nov 2021 . Actualizado a las 09:30 h.

Hace 170 millones de años, en el Jurásico Medio, cuando la península ibérica vivía un momento de gran actividad volcánica, los dinosaurios andaban de aquí para allí y la flora estaba compuesta de fentos, bennettitais y cicadais, sucedió un naufragio cerca de la frontera de lo que en la actualidad son Teruel y Valencia. Entonces era una isla, denominada Camarena, y su flora predominante eran las gimnospermas, plantas productoras de semillas. Y ahí fueron a parar los precursores de Robinson Crusoe: escarabajos, libélulas, chinches y mariposas.

Millones de años después, en otra era muy distinta, Artai Santos López, investigador del departamento de Geociencias Marinas y Ordenación del Territorio de la Universidade de Vigo (UVigo), descubrió el rastro de este naufragio sin proponérselo. Su tesis doctoral, un estudio paleobotánico en la zona, fue el inicio. Durante el análisis de los restos fósiles de las plantas, detectó marcas de herbivoría de insectos, una forma de depredación. Lo siguiente fue un arduo trabajo para identificar e interpretar las huellas que dejaron los insectos en las plantas de aquella isla volcánica que ya no existe. La investigación, publicada en ScienceDirect, se convierte en la primera referencia sobre estas interacciones entre plantas e insectos en la Península durante el Jurásico Medio.

«Os insectos que foron quen de chegar a ílla, como Robinson Crusoe na novela de Daniel Dafoe, pronto atoparon comida e aloxamento entre as plantas indíxenas», asegura Artai Santos. «Probablemente chegaron mediante métodos de dispersión pasivos, literalmente naufragaron», explica. «Estes métodos de transporte inclúen rafting and floating, cando pequenos insectos viaxan no pleuston arrastrados polas correntes de auga», dice el investigador y agrega que los de menor tamaño también podrían haber viajado pasivamente, a varios kilómetros de altitud, a través de corrientes de aire. «Non obstante, non descartamos que puidesen chegar mediante foresis, é decir, utilizando outras especies para viaxar, como poden ser restos de plantas arrastradas polas correntes mariñas ou, incluso, utilizando vertebredos voadores como os pretosauros para desprazarse», cuenta.

Así mismo, el autor de la investigación subraya que las interacciones entre plantas e insectos «non son doadas de recoñecer no rexistro fósil e esta é a primeira vez que traballamos neste tipo de interaccións no Xurásico Medio». «De feito, é a primeira referencia desde tipo neste período en toda a península ibérica», asegura Santos López.

El investigador de la UVigo trabajó en conjunto con Torsten Wappler, reconocido especialista alemán en la materia y autor de múltiples libros y artículos, así como con su director de tesis de la UVigo, Bienvenido Díaz,Michael S. Engel, de la Universidad de Kansas, y Luis M. Sender, de la Universidad de Zaragoza.