«Intentamos que el sistema inmune detecte y ataque los tumores»

JOSÉ CAMPOS / F.A.

CIENCIA

Rubén Prieto Díaz, en un laboratorio del CiQUS, donde hace su doctorado e investiga
Rubén Prieto Díaz, en un laboratorio del CiQUS, donde hace su doctorado e investiga CEDIDA

El investigador monfortino Rubén Prieto indaga sobre partes del organismo implicadas en el cáncer

27 ago 2021 . Actualizado a las 16:21 h.

Rubén Prieto Díaz es un joven de 25 años natural de Monforte. Tras acabar la ESO y Bachillerato en la ciudad, fue a Santiago para estudiar Farmacia. Allí terminó la carrera e hizo un máster en investigación y desarrollo de medicamentos. Actualmente está realizando su doctorado en el Centro Singular de Investigación en Química Biológica y Materiales Moleculares (CiQUS) de Santiago. Allí trabaja en el grupo de investigación ComBioMed, dirigido por Eddy Sotelo.

—¿En qué está trabajando?

—En el desarrollo de compuestos que se unen a los receptores de adenosina. En concreto, yo estoy más enfocado en el receptor A2B. Hablando claro, se trata de obtener un montón de moléculas diferentes, para posteriormente evaluar si se unen o no al receptor, cómo de selectivo es… Después se hacen ensayos con esos compuestos para ver si tienen una utilidad. Hay otros miembros del grupo que también están en el proyecto de la adenosina, centrados en otros receptores. Lucía Campos por ejemplo, también monfortina, trabaja en el A1. El receptor A2B es una buena diana para la inmunoterapia del cáncer, que busca activar el sistema inmunitario para que ataque el tumor.

—¿Cómo funciona el grupo?

—Es un grupo de química farmacéutica. Creamos algo parecido a una biblioteca de moléculas, una quimioteca, donde tenemos los compuestos sintetizados y vamos viendo sus propiedades y utilidades. En una publicación en la que estamos trabajando ahora mismo, hemos evaluado nuestros compuestos en células extraídas de pacientes con cáncer, para ver si se activa el sistema inmunitario, si disminuye el tamaño del tumor... Los resultados parecen buenos, pero todavía se están evaluando.

—¿Qué es lo que más destaca de todo lo que lleva investigado?

—Lo que estoy haciendo ahora de la inmunoterapia del cáncer. Nos interesa investigarlo a todos, es realmente una epidemia. No es una enfermedad infecciosa, pero hay muchos casos de cáncer y de diferentes tipos que actúan de maneras distintas… Además es una enfermedad durísima, tanto para la persona que lo pasa como para su familia. El tratamiento que se usa es eficaz pero agresivo, todos conocemos sus efectos. Estoy contento con las investigaciones que se están haciendo, no solo en mi grupo, hablo en general sobre la inmunoterapia. Es muy fisiológica, tú no estás haciendo nada agresivo con esta terapia, simplemente devuelves al sistema inmunitario las tareas que tendría que estar haciendo, que se basan en atacar al tumor, que es un cuerpo extraño. Con lo de la adenosina y el receptor A2B, lo que intentamos es que el sistema inmunitario detecte y ataque a los tumores, que es lo que tendría que estar haciendo. Hace poco aprobaron la primera inmunoterapia en España, la CAR-T, consiste a grandes rasgos en extraer las células del sistema inmune del paciente, activarlas y volverlas a introducir. Con eso consiguen que esas células activadas detecten y ataquen al tumor. Lo que se propone mi grupo de investigación es conseguir esa activación pero ya dentro del organismo. Sin necesidad de extraerlo fuera. Hay mucha investigación en inmunoterapia, no es que sea nada novedoso en el sentido de que no somos pioneros en esto. Lo que sí destaca es que la mayoría de las inmunoterapias se realizan utilizando anticuerpos monoclonares. Aunque son eficaces, son estructuras muy grandes que suelen tener una administración complicada. En nuestro caso lo que se propone es el uso de moléculas pequeñas, como fármacos que se toman en pastilla.

—¿El futuro de la terapia contra el cáncer podría estar en la inmunoterapia u otras técnicas?

—A lo mejor no en la inmunoterapia pero sí en terapias selectivas, que es lo que engloba a la inmunoterapia. La quimioterapia es una terapia no selectiva, ataca a prácticamente todas las células que se dividan rápido y provoca mucho daño porque no todas las células son tumores. Con las terapias selectivas, lo que se busca es dirigir de forma efectiva la terapia al tumor. De tal forma que el efecto que vaya a producir sea mayoritariamente en el tumor.

—Además de sus investigaciones aquí, fue al extranjero...

—Sí, me fui este año de abril a julio a la Universidad de Uppsala, en Suecia. Fui al centro de biomedicina, ahí trabajé con el grupo de Hugo Gutiérrez de Terán, con el que colaboramos a menudo. Ellos están más enfocados en la química computacional, que estudia la unión del fármaco y del receptor pero con cálculos computacionales, tratando de dilucidar por qué al hacer modificaciones en la molécula se aumenta o se disminuye la afinidad e incluso tratando de predecir un poco la futura actividad.

—¿Por qué fue allí?

—Tenía ganas de aprender más sobre el tema y también de ir a otro lugar. Llevo 5 años en el mismo sitio y estoy muy cómodo aquí, pero hay que ver lo que hacen los demás y aprender de ello. No todo lo que hacemos es lo mejor, ver cómo trabajan los demás y si puede ser en otro campo un poco alejado del tuyo pero relacionado, es importante. Aprendes de su forma de ver las cosas, y facilita la colaboración entre ambos grupos. Es una experiencia muy bonita que te hace abrir la mente.

—También impartió algunas clases en la Universidad.

—Ahora mismo tengo una beca de la Xunta que contempla 60 horas de docencia al año. Di clases prácticas, que son las que suelen dar los estudiantes de doctorado. Fueron prácticas de laboratorio en las que los alumnos vieron un poco lo que hacemos en el laboratorio de investigación, pero más resumido y fácil. De esta forma tienen una visión de cómo se llega a obtener un fármaco. Es un proceso muy largo en el que, dependiendo del caso, pueden intervenir varios grupos de investigación diferentes o también empresas distintas y que al final lleva a un medicamento. De lo que se trata es de enseñar una parte del proceso completo.

—Cuenta con artículos en revistas científicas reputadas.

—De los cinco que hay, en uno figuro como primer autor. Normalmente somos tres personas las que vamos en primer autor. Ese es de un trabajo que estudia un poco más el receptor A2B y la unión entre fármaco y receptor, el modelo de unión... En los otros cuatro figuro como autor, pero no el primero. Para un artículo pueden trabajar varios grupos como el de química farmacéutica, el de farmacología, quizás uno de biología y también el de química computacional. Dentro de cada grupo lo que hacemos es algo complejo y trabaja más de una persona, de ahí tantos autores. Muchos de nuestros artículos se publican en el Journal of Medicinal Chemistry, una de las mejores revistas del campo de la química orgánica a nivel experimental. La publicación en la que voy de primer autor está publicada en Scientific Reports, otra revista bastante buena. Tengo mucha suerte.

—¿A qué se refiere?

—Tengo mucha suerte por dos motivos. El proyecto de tesis está muy bien, obtenemos resultados muy buenos y muy interesantes, por lo tanto es bonito de publicar. Pero también tengo mucha suerte con el grupo de investigación del trabajo. Publican muchísimo y trabajamos todos muy bien juntos, como una maquinaria engrasada. Publicar en revistas de este nivel es difícil, pero con este grupo se hace más sencillo.

—¿Algún consejo para personas que piensen en dedicarse a la investigación?

—Que elijan un entorno que les guste, con un grupo de investigación que les motive. Que sea sencillo ir a trabajar. La investigación tiene días difíciles donde no salen las cosas... Al final estamos haciendo ensayo-error. Hay días donde tú te vas a ir mentalmente agotado a casa. Si estás en un sitio donde te encuentras a gusto y cómodo, será mucho más fácil.

«Se invierte poco en ciencia»

El investigador de Monforte lamenta la escasez del presupuesto dedicado a la ciencia.

—¿Es difícil ganarse la vida como investigador?

—Es complicado. Hay becas y contratos, pero es un mundo difícil. Acceder a esas becas no es sencillo, se ponen unos requisitos académicos muy altos. Me parece lógico, porque hay que dividir el dinero, pero también creo que se debería invertir más dinero para que más personas pudieran optar a ellas. Hay mucha gente buena que se queda fuera simplemente porque no había más presupuesto, no porque no sean válidos. Aquí la validez o no la marca el presupuesto que hay y el número de becas que dan al año. Creo que todo el mundo sabe que se invierte poco en ciencia. Otro problema son los plazos para pedir una beca. Yo empecé en septiembre pero no la resolvieron hasta junio del año siguiente. En ese tiempo estuve contratado por el laboratorio y tuve un salario, pero hay casos en los que no ocurre eso. Un problema que se debe resolver.