Metano para el dolor de cabeza, la alternativa gallega para transformar el gas contaminante en productos con alto valor añadido

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN /LA VOZ

CIENCIA

CEDIDA

Martín Fañanás, del CIQUS, acometerá un proyecto para utilizar el gas en la producción de fármacos, una propuesta financiada con dos millones de euros por el Consejo Europeo de Investigación dentro del selecivo programa Consolidator Grant

14 dic 2019 . Actualizado a las 09:41 h.

-Doctor, me duele la cabeza.

-Pues tome una dosis de metano.

Este diálogo ahora mismo, aparte de surrealista, es absolutamente irreal, pero en el futuro podría dejar de serlo. Que el CH4, el principal componente del gas natural, puede convertirse en el ingrediente básico del ibuprofeno y en un soporte importante para mejorar la eficacia y las propiedades de multitud de fármacos dependerá del investigador del Centro Singular de Investigación en Química Biológica y Materiales Moleculares (CIQUS) de la Universidade de Santiago Martín Fañanás (Zaragoza, 1980). Su ambiciosa propuesta, en la frontera del conocimiento, acaba de obtener el respaldo del Consejo Europeo de Investigación (ERC), que le acaba de conceder un programa Consolidator Grant, financiado con dos millones de euros, para que pueda probar la viabilidad del proyecto en los próximos cinco años. Fañanás es el segundo científico que trabaja en Galicia, después de David Posada (de la Universidade de Vigo), en acceder a esta elitista beca europea, orientada a investigadores con entre 7 y 12 años de experiencia después de haber leído su tesis.

En el lego de la química, en la que los distintos compuestos actúan como fichas, de lo que se trata es de modificar químicamente el metano para poder utilizarlo como reactivo con otras moléculas. Pero es un reto enorme, ya que primero hay que activarlo para que encaje con otras piezas y luego pegarlo. «Lo que propongo -explica Fañanás- es una cooperación entre dos complejos metálicos, dos reactores. Uno que nos permita activar un enlace, en hacerle como una especie de muesca para que encaje con otra molécula, y otro que haría la función de pegado. Uno sería como la tijera y el otro como el pegamento». Y todo ello a escala molecular, un universo más pequeño aún que la nanotecnología.

Hecha la explicación, ¿qué pinta el ibuprofeno en todo esto? El metano (CH4) es un hidrocarburo formado por un átomo de carbono y por cuatro de hidrógenos unidos por un enlace covalente. De lo que se trata es de modificar un átomo de carbono para transformarlo en CH3, un grupo metilo que está presente en muchos compuestos farmacológicos de alto valor añadido. De hecho es una parte muy importante del ibuprofeno. Así pues, si el proyecto tiene éxito, este gas modificado podría utilizarse en el futuro para el dolor de cabeza.

«Lo que queremos -apunta Fañanás- es que con la tecnología que desarrollemos se pueda transformar en muy pocos pasos en ibuprofeno o en otros compuestos farmacéuticos, lo que tendría un gran impacto para la sociedad y para la industria. Y esto es lo que pretendemos».

«El metano -añade- es una de las materias primas más abundantes del planeta, pero si se quema para producir energía produce emisiones de efecto invernadero, por lo que lo que nosotros queremos es buscar algo que sea útil para la sociedad».

El efecto mágico

En química médica también existe lo que se conoce como el efecto mágico del metilo. ¿Por qué? Porque este grupo se introduce de forma habitual en muchos fármacos para modificar sus propiedades físicas, de tal forma que puedan convertirse en más solubles, más hidrófilos, o para aumentar su actividad, o disminuirla si es muy potente, o para que permanezcan durante más tiempo en el organismo e incrementar su eficacia. Son algunos de sus usos. Ahora mismo existe una metodología que permite efectuar estos cambios en los medicamentos, pero que emplea agentes de metilación con componentes tóxicos y que genera residuos. «Si lo podemos hacer con metano no produciríamos residuos y eliminaríamos la toxicidad», destaca el investigador, nacido en Aragón, criado en Asturias y «gallego de adopción».

El proyecto también se plantea como objetivo transformar el metano en hidrocarburos con un mayor contenido de carbono, de tal forma que puedan ser utilizados como combustibles para locomoción, como disolventes o para refrigeración. El gas, aunque genera emisiones de efecto invernadero, lo hace en menor medida que los derivados del petróleo, por lo que en la transición energética que se avecina podría jugar un papel importante, tal y como apuntan los expertos.