El Museo de Ciencias Naturales invita a las niñas a ser científicas

núria martínez MADRID / E. LA VOZ

CIENCIA

CESAR QUIAN

La coordinadora de la exposición lamenta que el número de mujeres en puestos de responsabilidad siga siendo bajo

14 may 2018 . Actualizado a las 10:29 h.

A pesar de que tuvo muy pocos referentes de mujeres ingenieras, por no decir ninguno, Samanta Medina (20 años) decidió estudiar Ingeniería de Energías. «Estudié una carrera técnica básicamente por los temas que se tratan, se habla mucho de actualidad y sobre cómo mejorar algunos aspectos con cambios técnicos», explica Medina, a quien lo que más interesa es lo relacionado con el medio ambiente. En ningún momento ha dudado en estudiar una carrera técnica, pero sí lamenta que desde pequeña no se le enseñasen referentes con los que identificarse. Para revertir esta situación, el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid expone hasta el 30 de septiembre Las chicas somos guerreras… y también ingenieras (y científicas, tecnólogas, matemáticas…).

«Ya son muchas las mujeres que estudian carreras técnicas o científicas, pero el porcentaje baja mucho cuando tienen que entrar en el mundo laboral», denuncia la coordinadora de la exposición, Cristina Cánovas, que lamenta que en los puestos de responsabilidad la cifra baja todavía más. Un ejemplo es que el 75 % de los profesores de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) son hombres, mientras que los investigadores en formación son mayoritariamente mujeres (58,06 %). En el mismo museo donde se hace la exposición, el 80 % del personal funcionario investigador es masculino.

Para que la situación se normalice, en la exposición se muestran matemáticas, astrónomas o primatólogas, entre otras, como referentes. Se puede encontrar una muñeca de Nancy transformada en Jane Goodall (con chimpancé incluido), una Mariquita Pérez vestida de la bioquímica Mariquita Salas o una Gisela representando a la científica Rosalind Franklin. «Durante toda la exposición hacemos recopilación de mujeres inventoras», apunta Cánovas, que cuando piensa en los libros de texto de su infancia no recuerda ninguna mujer STEM (la sigla en inglés de los términos ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).

Acercándose al público juvenil, la muestra denuncia que «la representación de mujeres en las redes sociales sigue siendo minoritaria, provocando una brecha digital entre sexos en el acceso, uso y aprovechamiento». «Un ejemplo de ello son los emojis, en los que en un principio las mujeres apenas estaban representadas, y menos en lo que a carreras STEM se refiere», denuncia la muestra, que recuerda que «afortunadamente, de la bailaora y la princesa se ha evolucionado a una representación de las mujeres en muchas otras facetas».

Otro de los tópicos contra los que lucha la exposición es el de que el cerebro del hombre está más preparado que el de las mujeres para carreras STEM. «Intentamos desterrar pensamientos: hay muchos estereotipos que están equivocados», reivindica Cánovas, que recuerda que «no es cuestión de cerebros, sino de potenciar y desarrollar habilidades». Según la coordinadora, otro prejuicio que tienen muchas adolescentes es que para poder dedicarse a la ciencia o la tecnología hay que ser un «genio o un superdotado». La exposición recuerda que lo que se busca es «creatividad, confianza, ganas de aprender, vocación científica o inquietud por la investigación». Muchas adolescentes creen que para dedicarse a la ciencia hay que ser un genio