Los colegios médicos irán a la Fiscalía si detectan falsas terapias peligrosas

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

CIENCIA

Los facultativos gallegos se plantan ante la proliferación de ofertas de remedios sin base científica alguna

13 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde hidroterapia de colon, gemoterapia o metaloterapia hasta medicina holística y germánica. Algunas inocuas, o al menos poco agresivas, y otras muy peligrosas, como la medicina germánica, que promete una cura para el cáncer con las terribles consecuencias que ello provoca en pacientes que abandonen los tratamientos convencionales.

Los médicos gallegos han dicho basta a esta proliferación de terapias que no tienen evidencia científica alguna. Y ya avisan: denunciarán cualquier anuncio de falsos remedios que puedan perjudicar a la población. «Llevaremos a la Fiscalía toda oferta que nos parezca peligrosa para la salud individual y pública», explica el presidente del Consello Galego de Colexios Médicos, José Luis Jiménez. Estos profesionales alertaron en un comunicado hace semanas sobre el riesgo de estas prácticas, que, tal y como asegura Jiménez, no son recientes. Sí que es verdad que cada vez se extiende más este problema, algo que los facultativos achacan a la tendencia de la sociedad a buscar la seguridad y el bienestar absoluto. «Crece la medicina convencional y también este tipo de terapias», apunta el presidente del Consello.

Desde los colegios gallegos denuncian dos aspectos de estas falsas soluciones. Uno, muy importante, el riesgo de que un paciente deje una terapia convencional teniendo una enfermedad grave por este tipo de alternativas. Y otro, el engaño que supone para personas que tienen un malestar o dolencias menores «y de alguna manera caen en estas redes de soluciones falsas».

Cuando se habla de las seudoterapias, la más habitual es la homeopatía, y también la que ha calado en la población de forma más clara. Hasta el punto de que algunos colegios médicos contaban hasta hace poco con secciones específicas -ninguno de los gallegos- y las universidades ofertaban cursos de posgrado relacionados con esta terapia. Por ejemplo, la de Santiago.

Hay, además, gradaciones. Es decir, remedios absolutamente intolerables -como la medicina germánica- y otros que simplemente no han demostrado su eficiencia «y que como ayuda a las terapias convencionales no tienen que ser demonizados», apunta José Luis Jiménez.

La Organización Médica Colegial (OMC) cuenta con un observatorio que ha realizado un trabajo sobre las seudociencias, las seudoterapias, el intrusismo y las sectas sanitarias. Y en él se aclara específicamente dónde está el fraude en este tipo de terapias. Uno de los engaños es confundir su efecto placebo o relajante con su efectividad, «con el consecuente peligro de que el paciente la convierta en su primera o única elección ante un problema de salud».

Otro es ofertar terapias que pueden tener efectos reales en algunas enfermedades para otras en las que no hay evidencia de sus resultados. Por ejemplo, la frutoterapia puede funcionar con el escorbuto, pero nunca contra el cáncer. La terapia hiperbárica, válida para las descompresiones, no lo es para el autismo. Finalmente, la OMC recuerda que también se definen seudoterapias en campos legítimos de estudio, pero sin resultados concluyentes todavía, «que ya se presentan validadas ante la sociedad».

El aumento de estos métodos no solo ha puesto en alerta a los médicos. También a los farmacéuticos. La Real Academia Nacional de Farmacia ha publicado un contundente informe hace cuatro meses, aunque en este caso específicamente en contra de los medicamentos homeopáticos. Y es muy clara. El documento asegura que la Royal Pharmaceutical Society del Reino Unido ha declarado que los tratamientos homeopáticos no tienen una base científica y recomienda a los farmacéuticos que adviertan a los pacientes que los consumen «del riesgo de abandonar los tratamientos farmacológicos de prescripción médica».

Impacto social y económico

En sus conclusiones insiste en que se desconoce el mecanismo de acción de estos productos, no mantienen una relación dosis-respuesta «y no hay pruebas científicas sólidas que justifiquen su utilización clínica». Los pocos estudios dirigidos a demostrar su eficacia tienen baja calidad. Y, finalmente, alertan de las consecuencias para el paciente y del impacto negativo desde el punto de vista social y económico que tiene que los enfermos abandonen tratamientos apoyados en la evidencia científica por los homeopáticos.