El micromecenazgo reparte 400.000 euros entre 52 proyectos científicos

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

CIENCIA

ALBERTO LÓPEZ

La plataforma muestra la labor de la ciencia española y permite a la sociedad participar

20 feb 2017 . Actualizado a las 08:03 h.

La financiación no cae del cielo. Lo saben bien los cientos de grupos de investigación que desarrollan su labor en España. Pero a veces, una pequeña precipitación ayuda. Lo sabe bien la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología (Fecyt) que el 9 de octubre del 2014 puso en marcha Precipita.es, una plataforma online de micromecenazgo científico en la que ya han participado 52 proyectos. El micromecenazgo funciona. Funciona para la comunidad científica, que tiene a su disposición «una herramienta para dar a conocer sus proyectos a la sociedad». Y funciona para esa sociedad, que puede participar activamente en la ciencia que se genera en España. Lo explica José Ignacio Fernández Vera, director general de la Fecyt.

¿Y quién participa en la ciencia que se está haciendo en España? No hay distinción de género. Pero está entre los 30 y los 50 años de edad y dona a los proyectos una media de 78 euros. Dona, además, a proyectos que se están desarrollando cerca de su casa. Y está sobre todo interesado en los campos de la salud y la biomedicina.

Es, a grandes rasgos, el perfil del donante de Precipita, aunque Fernández Vera puntualiza que siete de cada diez donaciones son inferiores a los 50 euros y que además el 2 % de los donantes son empresas, asociaciones y fundaciones, por ejemplo.

El micromecenazgo funciona. Lo ha demostrado el éxito de la campaña de captación de fondos para la biopsia líquida. Lo demuestran también los datos de Precipita. De los 52 proyectos que han participado en la plataforma, 32 han obtenido su objetivo financiero. Entre los organismos que han buscado esa precipitación de fondos están Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, el CSIC y el Instituto de Investigación Sanitaria La Fe de Valencia. También tres proyectos gallegos. El último, que todavía está recaudando fondos, proviene de la Universidade de Santiago. Antón Barreiro, investigador del departamento de Biología funcional de la USC, está buscando nuevos fármacos para la regeneración axonal tras una lesión medular. Y se ha decidido a tomar parte en Precipita. María Dolores Mayán, del Instituto de Investigaciones Biomédicas del complejo hospitalario de A Coruña, consiguió unos 14.000 euros. Y Manuel Campos Toimil, de la Universidade de Santiago, se hizo con unos 7.000 euros a través de la plataforma de micromecenazgo de la Fecyt, que marca un máximo de recaudación por proyecto: 25.000 euros.

De hecho, hay una serie de requisitos que deben cumplir los proyectos científicos que quieran participar en Precipita: deben desarrollarse en organismos públicos de investigación. Además, los investigadores deben contar con publicaciones científicas propias o en colaboración en los dos últimos años, el proyecto debe haber sido evaluado en una convocatoria nacional o internacional y tener impacto social. Y, por supuesto, lo recaudado debe destinarse al proyecto.

«Precipita no pretende sustituir a la financiación pública de la investigación»

Ha generado una oleada de compromiso social con la ciencia, pero tampoco ha estado exento de críticas. Hay voces que han cuestionado que el micromecenazgo ha llegado al mismo tiempo que los recortes en investigación. «Precipita no pretende sustituir la financiación pública de proyectos de investigación», subraya el director general de la Fecyt, José Ignacio Fernández Vera, que añade que «sería impensable», entre otras cuestiones por el máximo de recaudación que han marcado: 25.000 euros. «Nunca va a poder sustituir la financiación pública ni, por supuesto, financiar un proyecto de investigación científica, que requiere de cantidades muchísimo mayores para llevarse a cabo». Además, los proyectos deben haber obtenido financiación con anterioridad.