La academia británica no reconoció públicamente el trabajo de Antoni van Leeuwenhoek hasta 1677. Tres años después el científico holandés se sorprendió gratamente con su nominación para formar parte de la prestigiosa institución.
La causa de su muerte, bajo una de sus lentes
Antoni van Leeuwenhoek consiguió monopolizar los estudios microscópicos pero, su hermetismo era tal, que se negó a compartir sus métodos de elaboración de lentes. Grandes personajes de la época como Gottfried Wilhelm Leibniz y el zar ruso, Pedro el Grande, visitaron al observador para interesarse por sus microscopios, pero él no estaba dispuesto a revelar sus secretos, aunque obsequió uno a la reina María II de Inglaterra.