El ex del CD Lugo sigue residiendo en la ciudad amurallada y visita al Vilalbés este domingo con el Compostela
24 feb 2024 . Actualizado a las 14:06 h.Manuel Barreiro Bustelo (Santiago de Compostela, 1986) es el segundo máximo goleador de la historia del Club Deportivo Lugo en Segunda junto a Joselu Moreno y solo superados por Cristian Herrera por un gol. Además, fue uno de los héroes de cuatro permanencias. Compite actualmente en el Compostela, con el que ya ha marcado diez goles. El domingo visita al Racing Club Vilalbés en A Madalena (16:15 horas).
—¿Cómo se está encontrando en el Compos, el equipo de su ciudad?
—Bien, bien, muy bien, cómodo, con confianza. El equipo parece que ahora está un poquito mejor, nos costó arrancar. A nivel personal, muy contento y con ilusión, que es lo que ahora mismo con estas edades es lo que hay que buscar: la ilusión de seguir jugando y de sentirte bien.
—¿Cómo se encuentra a nivel táctico en la idea de Míchel Alonso?
—Bien, bien. Desde que llegó cambió bastantes cosas. Hemos jugado de bastantes maneras, hemos jugado cinco atrás y dos puntas, cinco atrás y un punta, cuatro atrás y dos puntas, cuatro atrás y un punta. Me tuve que adaptar a lo que quiere el míster. Ya lo he vivido a lo largo de mi carrera, son cosas conocidas.
—Usted ha jugado 314 partidos en Segunda. ¿Qué es lo que más le ha costado en la adaptación a Segunda Federación?
—Lo que se puede ver un poco desde fuera. Son viajes, por ejemplo, a Asturias de tres horas y lo hacemos en el día. Eso era muy raro para mí antes, sacando la época del covid cuando viajábamos en chárter el día de partido. En el día a día tienes menos medios que en una categoría profesional, pero están intentando hacer las cosas bien y se ve una evolución desde el inicio de temporada. Ahora tenemos más medios. La gente que entró en el club quiere profesionalizarlo todo. Para ser un club de Segunda RFEF no hay queja ninguna porque tenemos unas instalaciones muy buenas, campo de hierba natural para entrenar todos los días. Es un cambio grande, pero no tan poco profesional como en algún otro equipo de la categoría.
—En el Compos tiene como compañero a un lucense y ex jugador del Lugo como es Pablo Antas. ¿Qué destaca de él a nivel futbolístico y personal?
—Pablo, por condiciones y por capacidad personal, podría haber jugado mucho más arriba. Tiene unas condiciones súper buenas, es un tío muy honrado en el trabajo y tiene unas capacidades técnicas muy, muy buenas. Para nosotros, es un lujo tenerlo. La verdad es que es una pena que no llegase más alto porque tiene muchas condiciones para ello. Además, es muy buen tío. Me extraña que no haya llegado más arriba.
—¿Qué referencias tiene del Vilalbés?
—Partidos que pude ver, no enteros, pero trozos en la tele, y el partido que jugamos en la primera vuelta en la que nos ganaron bien. Tengo algún conocido ahí. Jugué con Pablo Rey, fichó ahora (Carlos) Torrado, está Luis (Castro), estuvo Christian (Martínez). Son gente que jugó conmigo o entrenó conmigo en el Lugo cuando estaban en el filial. Son gente de nivel que está haciendo las cosas bien.
—¿Qué destacaría tanto de Carlos Torrado como de Luis Castro?
—Los dos vinieron muchísimas veces a entrenar con nosotros e incluso haciendo pretemporadas. Son dos jugadores que me gustan, son intensos, son fuertes. Son dos laterales válidos que, si siguen su evolución, jugarán más arriba en alguna categoría superior. Son humildes, muy buenos chavales.
—Usted sigue viviendo en Lugo. ¿Cómo valora sus cuatro temporadas y media en el Lugo ahora que ya se marchó del club hace ocho meses?
—A nivel personal, súper positivo. De hecho, aún vivimos en Lugo. Estamos encantados en la ciudad, con la gente, estamos enamorados de la ciudad. Mi hijo primero es del Lugo y luego de lo que sea. Profesionalmente fueron años muy positivos, salvo el último año. Fueron también años muy duros porque se sacaron salvaciones en las últimas jornadas, salvo en 2022 con Rubén (Albés). El final fue súper positivo de cada año porque te sabe mucho mejor. El último año fue todo a remolque y mal desde casi el principio. Estoy muy agradecido al Lugo, a la ciudad, a todo.
—Vive en Lugo, pero juega en el Compostela, en el equipo de su ciudad. ¿Cómo es su día a día?
—Sí, mi día a día es un poco caótico porque tengo que hacer una hora para ir y otra para volver. Mi día a día es Lugo, yo voy a Santiago a entrenar, pero mi día a día es Lugo. Con los niños es un poco todo abc, recoger a uno, recoger al otro. Hoy (jueves) tenemos, por ejemplo, entrenamiento de Mario en (EF) Polvorín. Nuestras tardes son bastante moviditas. No paramos mucho en casa. Cuando tienes niños es lo que toca, pero estamos muy a gusto.
«Lugo nunca fue afición de mucha cantidad, pero sí de calidad»
—Siempre ha resaltado usted que la afición del Lugo apoya por la calle, que no les ha recriminado nada.
—Sí, de hecho tuve esta conversación ayer (por el miércoles) con un chico que me encontré en la calle. Este chico va al campo de vez en cuando, no siempre. Es muy difícil tener ese apoyo, ese día a día cuando las cosas iban muy mal. La gente nos daba su apoyo, venía a darnos ánimos. Es difícil ver esto en otros equipos. Sin ir más lejos, en A Coruña hace tres meses seguro que el ambiente era complicado. La gente en Lugo tiene respeto, da gusto. Nunca fuimos una afición en Lugo de mucha cantidad, pero sí de calidad a nivel humano y de respeto. Con nosotros siempre fueron un diez.
—¿A qué compañeros destaca de su etapa en Lugo?
—Tengo mucha relación con Fernando (Seoane). Nos vemos todas las semanas. Nuestros niños juegan en el mismo equipo en EF Polvorín. Nos vemos un par de veces por semana. Con Carlos (Pita) también mucha relación, tanto yo como las chicas. Me suelo llevar normalmente bien con casi todos los compañeros. Tuvimos la suerte de tener vestuarios buenísimos pese a que fueron temporadas duras. Este año, sin ir más lejos, tengo la boda de Alberto Varo.
—¿Cómo vivió la dimisión de Carlos Pita como director deportivo?
—Complicada, complicada. Yo tengo relación personal con él. Cuando yo estaba ahí para renovar, hablando con él y con Hernán (Pérez), me dijeron que yo tenía que ser el capitán. Al final, yo tenía una relación más allá de la de director deportivo-jugador y siempre cuesta un poco digerir más esa dimisión. Él se quedó a gusto con esa decisión, se liberó, él sufrió mucho como director deportivo y como persona. Él se dio cuenta que todo lo que quería hacer, por números o por lo que sea, no podía ser. Por ejemplo, fichajes. Ese tramo final en el que se quería fichar un delantero y no se pudo. Él quedó muy fastidiado. Él tomó esa decisión y yo lo apoyé porque estaba en una situación complicada porque él quiere mucho al Lugo, porque de fútbol y de conocimientos va sobrado. Es un mundo complicado hablar con 500 representantes que te dicen una cosa y al día siguiente otra. Es un mundo difícil. Él se dio cuenta que en ese momento no era lo que quería.
—¿Qué entrenador le marcó o le inspiró más en el Lugo?
—Te diría que Rubén (Albés). Hicimos un gran año. Vino en un momento complicado y supo adaptarse a lo que había. Es un entrenador que está muy preparado, lo tiene todo, cómo transmite, cómo llega al jugador y en el día a día es muy bueno, análisis de partido también, está muy bien rodeado. Tanto él como su cuerpo técnico son muy completos.
—¿Cómo vivió tanta inestabilidad de cuerpos técnicos y directores deportivos en el club? Usted ficha con Emilio Viqueira como director deportivo y el club lo cesa a los pocos días.
—Sí. Yo venía de un equipo en el que teníamos tres entrenadores de media los años que estuve allí (Nàstic de Tarragona). En la dirección deportiva no estaba acostumbrado a que cambiase tan rápido, pero en entrenadores sí he tenido muchísimos. Es complicado porque cada entrenador te pide una cosa diferente y es difícil adaptarse lo antes posible para conseguir resultados. En la dirección deportiva no es tan normal que se cambie tan habitualmente, pero a nosotros nos pagan para jugar y para hacer lo que nos mandan. Entonces, tampoco nos podíamos meter mucho en esos temas.
«El club tiene que cuidar mucho y bien a Leandro y Castrín»
—Fue compañero de Andrés Castrín y de Leandro Antonetti. ¿Qué destaca de ellos?
—Dos jugadores, sobre todo, que son dos muy buenas personas y con capacidad para aprender y para escuchar, que en los jóvenes a veces es complicado. Hay gente que sube al primer equipo y cree que ya lo ha conseguido todo, que lo sabe todo. Eso lo tienen y no es fácil hoy en día en el mundo en el que vivimos. Leandro va a ser un gran jugador, ha mejorado mucho desde que empezó a entrenar con nosotros. Físicamente es una bestia y va a ir para arriba seguro. Y Castrín también tiene unas condiciones muy buenas para ser un central para muchos años en el Lugo. Son dos jugadores que el club tiene que cuidar mucho y bien. Pueden ser la base del equipo para futuros años.
—Roberto Trashorras fue primer entrenador del Juvenil B y del Lugo B cuando usted estaba en el club. ¿Lo conoció? ¿Qué referencias tiene?
—No, la verdad es que no lo conozco nada. Nunca hablé con él. Sí me enfrenté a él alguna vez como jugador cuando él estaba en el Rayo. Como entrenador no lo sé. El año pasado fue un año tan complicado para el primer equipo y para el filial que no tuve la oportunidad de charlar con él.