
Nuevo capítulo en la historia de amor que dura ya once años entre el Club Deportivo Lugo y la segunda categoría profesional de nuestro fútbol. Viajan los lucenses a la muy noble, leal y siempre heroica ciudad de Cartagena con el objetivo de incorporar a la mochila los tres puntos que nos permitan mantener, de momento, vivo ese sueño de permanencia que las matemáticas parecen empeñadas en despertarnos a la realidad.
El conjunto cartagenero, dirigido por Luis Carrión, con una solidez y nivel de competitividad que lo convirtieron en una de las sorpresas del campeonato, muestra en las últimas jornadas una sorprendente irregularidad con fases de cierta anarquía táctica, constatada con el hecho de que, en una competición sumamente equilibrada, se hayan resuelto con tres goles de diferencia cuatro de sus últimos seis partidos disputados, liderando el ránking de la categoría en pases fallados en campo propio y en amonestaciones.
Su técnico ha cambiado su esquema de juego a raíz de los fichajes realizados durante el mercado invernal, modificando el 1-4-2-3-1 de la primera fase de campeonato en un 1-4-1-4-1, con el que no se ha conseguido la mejora de resultados que se perseguía.
En el once inicial parecen fijos en las últimas jornadas Aarón Escandell en portería, línea defensiva con Iván Calero e Iván Martos en laterales, con Kiko Olivas y Datkovic en el centro. Musto, sancionado en la presente jornada, en la posición de pivote, por detrás de De Blasis y Pêpê, Borja Valle y Óscar Ureña en bandas y Sadiku como referencias atacantes, si bien en las últimas jornadas Carrión ha apostado por Borja Valle en la punta de ataque, en detrimento de Sadiku y dando entrada a Darío Poveda en banda derecha.
Un conjunto que basa su estilo de juego en la posesión de balón, destacando la profundidad ofensiva de sus laterales, lo que les permite generar continuas situaciones de superioridad en bandas, unido a la constante presencia en fase ofensiva de su jugador más determinante, De Blasis.
La contundencia defensiva, las estrategias bien trabajadas y el dominio del juego aéreo en ambas áreas constituyen las principales bazas del armamento competitivo del conjunto de Luis Carrión.
Como puntos débiles, el conjunto cartagenero muestra cierta endeblez defensiva cuando son encarados por velocidad y ante balones enviados a sus espaldas por sus adversarios. Asimismo, la excesiva relajación en las vigilancias ofensivas y la comisión de errores impropios originados en riesgos innecesarios durante la fase de inicio del juego ofensivo son aspectos que han convertido en vulnerable al conjunto departamental durante gran parte del campeonato.