—Tiene 26 años, le queda mucho recorrido. ¿Consolidarse en Primera es su meta?
—Uno siempre sueña con llegar a lo más alto. Es imposible saber qué me deparará el futuro, pero lo que sí sé es que en Lugo soy muy feliz y ojalá pudiera cumplir aquí el sueño de jugar en Primera División.
—Teniendo un padre tan bueno en la portería de fútbol sala [Jesús Clavería], ¿por qué el hijo escogió otro camino?
—Yo empecé jugando al fútbol sala, como mi padre, aunque pronto me empezó a gustar más el fútbol.
—¿No intentó convencerlo para que cambiara su elección?
—No, no. Mi padre nunca me presionó ni para que jugara al fútbol sala ni para que jugara al fútbol. Con lo que más me insistían en casa era con el tema de los estudios.