Mucho antes, al Celta ya le había tocado jugar a puerta cerrada el desenlace de una eliminatoria copera. Fue en 1980 y su rival era el Arosa. El duelo se fue a la prórroga y a los dos equipos se les hizo de noche. Literalmente. Hubo que esperar al día siguiente para resolver el duelo en los penaltis. En principio sin gente, aunque cientos de aficionados acabaron colándose. Pasó el Celta.
También el Lugo tuvo que jugar en un estadio vacío. Fue en un duelo de Tercera del curso 81-82 ante el Lemos que había sido suspendido porque la afición monfortina lanzó objetos al campo que hirieron al colegiado.