«Queda trabajo, pero no creo que el desafío asuste», por Miguel García

Miguel García LA TRIBUNA

CDLUGO

CARLOS CASTRO

La opinión del exjugador del CD Lugo

05 feb 2019 . Actualizado a las 21:20 h.

El mercado de fichajes llevaba meses instalado en las tertulias futboleras de la ciudad. También en la mesa de la dirección deportiva. Parecía que tardaba en llegar. Cuando deseas que algo comparezca, el tiempo no pasa. Hizo aparición y ya se fue. Pasó como un tsunami por Lugo y llegó la última operación apenas minutos antes de su conclusión. Este mercado tiene mucho de imprevisión, de locura, de poco criterio. No debe de ser fácil estar pegado a un fax esperando confirmación de alguna operación y ver en el twitter que ya está firmado en otro equipo. También poco racional. Firmar a un jugador para un puesto específico y ver como dos días después te aparece en bandeja de plata otro de la misma posición por el que llevas suspirando. Pasado el disgusto de Ramón Azeez, el aficionado rojiblanco se ilusionó el uno de febrero. Esa confianza generada también se vislumbró en el club. La sensación era que el combate en el que se convirtió este mercado, la sucesión de golpes, beneficiaba al equipo. Una pequeña o gran contradicción. A Monteagudo, a su llegada, lo que no le convencía era el exagerado número de fichas que tenía el equipo. Su director deportivo, ahora exdirector, resumió el final de este nuevo mercado como la consecución de una máxima, querían doblar las posiciones para que hubiera una gran competencia en una segunda vuelta muy dura. No sé si la dirección deportiva, con esta medida, facilitaba la labor al cuerpo técnico. Todo parecía en la buena línea hasta que llegó Soria y David Rodríguez. Ese ambiente de esperanza, de confianza, de optimismo, pareció quebrarse en solo una semana. Conviene revisar objetivos y ver realidades. El Nástic parece que está en fase más de sanear su cuenta de resultados económicos y menos de los deportivos. Córdoba no parece que tenga este año otro milagro y el Reus ni está ni se le espera. Hechos los cálculos de la lechera, parece que la cosa está en una plaza y esa está ahora a cuatro puntos. Le toca al entrenador revisar lo que viene y cómo viene. Lo que queda y cómo queda. Si con cinco defensas o con cuatro, si con dos puntas o con uno. Si Juan Muñiz puede recorrer ochenta metros con nota positiva en ataque y defensa. Queda trabajo, pero no creo que el desafío asuste.