Pequeña invasión a El Toralín

M. Pichel LUGO / LA VOZ

CDLUGO

Los seguidores lucenses no cesaron de animar a su equipo en el campo

17 nov 2013 . Actualizado a las 22:17 h.

Por segunda temporada consecutiva, y menos de 12 meses después, Ponferrada tuvo colorido rojiblanco. El de la afición del Lugo, que de forma masiva volvió a desplazarse hasta la capital berciana. La cercanía de ambas ciudades, la rivalidad creciente y bien entendida, le dan a estos duelos un aire de derbi.

No fueron tantos como el año pasado, pero sí se acercaron al millar, los hinchas lucenses que cogieron la autovía y se plantaron en Ponferrada. Muchos, ya desde primera hora, haciendo su parada en el casco histórico ponferradino. En viajes organizados por las peñas y, muchos, en sus coches particulares. Además, no hubo que lamentar incidentes, e imperó la cordura.

Los seguidores rojiblancos recibieron con cánticos a los jugadores, a su salida del autocar. Vibraron cuando comenzar el calentamiento, y su animación, sus cánticos, fueron crecientes. Con el tanto de Pablo Sánchez, El Toralín se convirtió en una fiesta con acento gallego. El «¡Quique Setién, loroloroloroloro!», retumbó en el fondo y el lateral en el que se agrupaban los seguidores. Poco a poco, los locales se fueron apagando en sus respuestas, y los lucenses cantaron: «¡Que bote, que bote, que bote el Ángel Carro!».

Afición Nuevo desplazamiento masivo a Ponferrada