Un zasense con suerte en las carreras de caballos

Luis Lamela

ZAS

Francisco, con camisa de cuadros
Francisco, con camisa de cuadros

Crónicas de la emigración | Francisco Antelo Rial ganó 10 millones de pesetas en las apuestas de carreras de caballos

05 may 2020 . Actualizado a las 16:47 h.

Un golpe de suerte le hizo volver. Francisco Antelo Rial nació en Zas, un pueblo en el que sus posibilidades de trabajo siempre fueron escasas. Por ese motivo decidió trasladarse a la capital provincial, dejando en Zas a sus padres y a su novia, Isabel Suárez Suárez.

En la ciudad herculina trabajó durante algún tiempo de camarero y más tarde se estableció con una pequeña tasca en la zona de la calle Fernández Latorre, aunque no salía adelante. Con mucho esfuerzo, y en el mismo mostrador en el que se ganaba la vida, estudió los cuatro primeros años de bachillerato, pero en 1952 tuvo que cerrar el negocio. Lo traspasó por 30.000 pesetas y volvió a establecerse en otra calle. No obstante, la fortuna continuó esquiva y un buen día decidió seguir la ruta de tantos de sus paisanos: irse para Venezuela. Y así se lo dijo a su novia y a sus padres. Tramitó la documentación y en el mes de julio de 1953 le concedieron el pase de fronteras.

Año y medio más tarde, el 14 de enero de 1955 llegó a A Coruña completamente solo para embarcase para el país de Bolívar. En Caracas encontró trabajo de camarero en un importante hotel. De lo que sabía hacer. El salario no era mucho, pero los 500 bolívares que ganaba le permitieron alentar algunas esperanzas, tantas, que a los dos años decidió reclamar a su novia y casarse por poderes. Y fijaron la boda para el 8 de marzo.

Un día en el que se hallaba sirviendo a unos clientes, le detuvo un compañero, y le dijo: «Paco, creo que has ‘pegado’ todos los caballos en el ‘cinco y seis’». Y, Paco vio los resultados por televisión y palideció. Sin decir palabra, comprobó los nombres de los caballos ganadores. En efecto, eran los suyos. Se cambió de chaqueta, se fue, y no volvió. Acababa de ganar once millones de pesetas. Y como ya había pagado el pasaje de su futura esposa, cursó un telegrama: «Suspende matrimonio por poder día 8 marzo. Salgo próxima semana dirección Coruña. No te preocupes por nada. Te explicaré a mi llegada. Abrazos a mis padres. Francisco».

Mientras no pudo abandonar Venezuela, la vida de Francisco cambió bastante. Cambió su viejo Buick del 45 por un espléndido Mercedes 300, y más tarde regresó a España. Después de casarse pensaba volver a Caracas y montar un negocio con el dinero de las carreras de caballos, un espectáculo desconocido para él hasta 1955. Pero nada conocemos de sus proyectos de volver. La fortuna que buscó emigrando ya la había conseguido y en octubre de 1971 residía en A Coruña administrando una empresa de barcos de pesca y dedicado también a la promoción inmobiliaria.