Más de 40 acebos, la parte natural más positiva

La Voz CARBALLO / LA VOZ

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Unos más viejos que otros: alguno ronda los cien años, otros tienen apenas dos o tres

09 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los carballos son los que le dan la imagen emblemática a la avenida principal de las Torres do Allo, pero a una y otra orilla, dentro y fuera de los muros, también crecen 43 acebos. Unos más viejos que otros: alguno ronda los cien años, otros tienen apenas dos o tres. Cerca, en la fuente que hay bajo el enorme souto de castaños, se levanta otro centenario (y más que no lo son), y también abundan en las proximidades o en la avenida que da a la carretera de Cabana.

Han ido surgiendo por generación espontánea. Mucho tienen que ver los mirlos, que comen las semillas en un lado y las depositan, con las excreciones, en otros. Pero, con independencia del proceso digestivo, la realidad es la abundancia de un árbol protegido que en esta zona parece que quiere huir de las hojas puntiagudas tan características para aproximarse, por la forma, a la de los loureiros. Hasta el cura tuvo que llamar a una profesora de Ciencias Naturales para discernir esta duda. No hay tal: son acebos con hoja más mansa. Basta con olerlos para ver la diferencia.

Existe mucha riqueza vegetal en el entorno, si se incluye la finca de los Riobóo. Uno de los antiguos dueños era ingeniero agrónomo y aprovechó para plantar especies poco habituales- Hay abetos que parecen de los Alpes, robles americanos, arces... Lo que ya no hay tanto es agua. El flujo que venía de O Castelo, que fue el que propició el asentamiento de las Torres, ha quedado cercenado por (parece) las obras de autovía. Fernández Bello cree que eso aún tiene remedio. También le daba agua a las viejas casas de los caseiros, en O Curro, abandonadas. Justo al lado. Junto a ellas, los restos de un remolque de tractor desde hace más de 40 años.