Recursos naturales únicos que, pese a la pasividad, se están vendiendo solos

María Hermida
maría hermida RIBEIRA / LA VOZ

ZAS

Ni el sector privado ni el público se dejan la piel en promocionar los grandes reclamos

12 abr 2015 . Actualizado a las 05:10 h.

No puede decirse, porque sería mentir, que en Barbanza no se haga ningún esfuerzo por promocionar turísticamente la comarca. Arousa Norte, la mancomunidad, no deja de lanzar campañas y, por ejemplo, se ha convertido en todo un referente nacional en materia de turismo accesible. Y también hay administraciones locales o la Diputación y la Xunta que, a través de distintas iniciativas, ayudan a promocionar los principales reclamos. Y, por hacer justicia, hasta se podría decir que el sector privado aporta su grano de arena. Pero no llega. Da la sensación, y lo dicen muchas de las personas que se acercan a la zona, de que los recursos naturales únicos de los que dispone la comarca -sean las dunas, el castro de Baroña o el de Neixón- se están vendiendo solos. Sin que nadie haga demasiados esfuerzos por ellos.

Algunos ejemplos retratan bien la situación. Recientemente, la firma Sondaxe hizo una encuesta entre los ribeirenses y les preguntó si creían que estaba bien aprovechado el filón turístico del parque natural de Corrubedo. Un 60% dijeron que no. Y el porcentaje de los críticos con la promoción de este espacio subía casi al 80% en el caso de las personas jóvenes.

El caso del dolmen

Otro caso: el dolmen de Axeitos. El yacimiento, que se ubica en una parcela comprada por la Diputación, es el gran olvidado en la promoción provincial, que sí se encarga de que los visitantes vayan a Dombate o As Torres do Allo. Aquí, por ejemplo, no prorrogó unas visitas guiadas que sí había en el 2013. Y lo peor del asunto es que, al menos de cara a la galería, en el Concello de Ribeira nadie ha puesto el grito en el cielo por esta discriminación con Axeitos.

Hay casos y más casos. Y no solo con respecto a los recursos naturales. El conjunto de laudas gremiales de Noia es único en Galicia. Pero, salvo casos puntuales -son meritorias las iniciativas de la asociación de empresarios para hacer rutas por la localidad en las épocas con más turistas- no hay nadie que guíe al visitante, ni siquiera que le reciba en la iglesia de Santa María A Nova, y le explique su importancia. Por no hablar de que al casco histórico noiés o al de Muros, ambos con una belleza y valor histórico indiscutible, apenas se le saca partido, ni siquiera hotelero, como en otras zonas.

Así está el panorama. Y no parece que vaya a cambiar demasiado. Dicen los expertos que el turismo tiene futuro aquí. Pero a pie de calle nadie debe creerlo.