A los 15 años ya estaba en el curro y aprendió a montar de niña, antes incluso que a nadar
21 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Ánxela Arjomil Oreiro se dio a conocer a los 15 años cuando saltó por primera vez al curro de O Faro, durante la Rapa das Bestas. Era la primera mujer que lo hacía en Vimianzo y entonces probablemente fue la aloitadora más joven de Galicia. Han pasado ocho años desde ese día de julio. Ahora tiene 23 y es la vicepresidenta de la Asociación Cabalar Monte Faro, que gestiona la manada, 124 cabezas, según el recuento realizado en febrero.
Ánxela probablemente comenzó a montar antes que a andar. «Cando nacín había na casa dous ponis porque meu pai quería poñerlle o vicio a miña irmá, pero ela tenlle medo», explica. También su madre, que ahora se ha visto obligada a ocuparse de su yegua, Gilda. «Faino porque son a súa filla», dice, pero a la mujer no parece que le haga mucha gracia. Así, la afición por los caballos viene por vía paterna. Modesto Arjomil ya ocupó hace 25 años el puesto que su hija tiene ahora en la entidad equina y cultural Monte do Faro. Quizá por experiencia no quería que Ánxela tomara su relevo, pero finalmente ha tenido que ceder.
Profesión
La joven pronto convertirá su pasión en su profesión. Lo hará en cuanto termine el próximo curso. Ahora cursa cuarto de Veterinaria en la Universidad de Cáceres, en una especie de plan de intercambio que le ha permitido centrar sus estudios en los équidos. Ahora está en un programa de prácticas en la propia universidad sobre reproducción. La práctica le gusta más que el laboratorio porque valora mucho el campo y, sobre todo, el trato con los animales.
En la tercera semana de julio volverá a entrar en el curro para participar en el corte de las crines, pero además de eso tiene la intención de hacerse cargo del cuidado sanitario de los equinos. Ahora tienen que desplazarse facultativos especializados de otros provincias porque aquí no los hay.
25 años
La asociación, que ahora preside Javier Trillo, cumple este año su 25 aniversario y para celebrarlo editarán una revista en la que los socios podrán recordar este tiempo a base de fotos. «Facémolo porque hai xente que traballou moito e que xa non está», explica Ánxela. Ella apenas aparece tampoco porque ni siquiera había nacido cuando la entidad comenzó su andadura. A principios de año ella fue de las personas que dio un paso al frente para hacerse cargo de la asociación cuando la anterior junta directiva presentó su dimisión.
Ánxela sigue muy de cerca la evolución de la manada del Monte do Faro. Asegura que en los últimos tiempos ha habido muchos nacimientos, por lo que se está ampliando mucho el número de cabezas y hay que controlar eso. Lo harán seguramente, según explica, vendiendo los animales de mayor edad, con el fin de que haya una renovación, pero eso dependerá de como actúe el lobo y otros posibles depredadores o incluso enfermedades en los próximos meses. Hasta el momento las cosas han ido bien. Lo constatan los socios de más edad, que son los que, según ella cuenta, se encarga de subir prácticamente a diario para ir viendo cómo van los equinos.
A Ánxela aún le quedan unas semanas de estar en Cáceres. Lo que peor lleva, según explica, es el calor, que en esa localidad extremeña se deja sentir con fuerza. Reconoce, sin embargo, que le gusta la ciudad y, sobre todo, la facultad en la que se encuentra porque hay muchos y buenos especialistas en équidos. Tienen sus propios animales, quirófano y todo tipo de elementos para que las clases tengan un importante componente práctico. Ese centro está especializado en animales grandes. El próximo curso, Ánxela tendrá que volver a Lugo, pero ya tiene ganas de poder regresar a su tierra.
Como era de esperar, el novio de Ánxela es también muy aficionado a los caballos. Es de Santa Comba y lo conoció en uno de los numerosos encuentros que se celebran por la zona. Ha terminado de tesorero de la asociación vimiancesa porque hacían falta cargos. Lo convencieron tanto ella como el presidente. «Viu que para nós é moi importante a rapa», explica ella.