El otro torques de oro que salió de la tierra en la aldea de Orbellido, en Baíñas

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

El torques de oro hallado en Orbellido, en la parroquia vimiancesa de Baíñas
El torques de oro hallado en Orbellido, en la parroquia vimiancesa de Baíñas X. AMEIXEIRAS

La joya castreña se exhibe en San Antón, donde está la pieza betanceira

12 may 2023 . Actualizado a las 10:52 h.

Fue este miércoles cuando se supo del hallazgo de un magnífico torques en tierras de la comarca de Betanzos. Otro más que sumar a una moderada lista de joyas castreñas que, casi siempre, reaparecen por casualidad, como brotando de la tierra tras una espera de centenares o miles de años. En esta ocasión fue arando. El titular lo entregó a Patrimonio, y ya se guarda en una caja de seguridad del museo del castillo de San Antón, en A Coruña.

Este caso recuerda el de Orbellido, un lugar de la parroquia de Baíñas (Vimianzo), al lado de la carretera que enlaza Berdoias con A Pereira, excelente acceso para ver el embalse de Fervenza desde la parte soneirana. Ocurrió hace 41 años, y La Voz lo contaba en una crónica fechada en junio del 82, recabando las declaraciones de quien lo halló, Andrés Costa. Retiraba la tierra para la cimentación de un establo, y en medio de las paladas vio un objeto que le llamó la atención. «Estaba traballadiño e tiña unha cor dourada, sen frotarlle nada», explicaba. No le dio más importancia, lo llevó para su casa y lo puso en la mesilla de noche. Estuvo unos meses, hasta que su hija lo guardó en un cajón con otros objetos. Y un día, en clase, explicando la cultura de los castros vio una foto de uno similar. Tras el aviso, el departamento de Prehistoria de la Univesidade de Santiago lo examinó, después lo compró Bellas Artes, y de ahí ya pasó al museo provincial, el arqueológico, el de San Antón. Allí sigue expuesto y pueden verlo en la vitrina todos los visitantes, que no son pocos. Verlo, y leer algo de información: está realizado en oro y se estima que es del siglo I después de Cristo. Y pueden ver muchos más objetos relacionados con la Costa da Morte.

La lista es larga. Solo de lo encontrado en las excavaciones de Dombate o las del castro de Borneiro daría para una exposición única. Y es un complemento necesario a las visitas a ambos lugares, para hacerse una idea adecuada de qué se usaba o se hacía en esos lugares en la épocas prerromanas o neolíticas.

También se puede ver la magnífica Estela de Victorino, procedente del atrio de la iglesia de Santa Baia de Tines, en Vimianzo. Elementos del naufragio de la flota dirigida por Martín Padilla, que formaría parte de la Armada Invencible, tras los trabajos de recuperación en 1987 en la bahía de Fisterra y la ría de Corcubión.

También hay una piedra tallada (cuarcita) procedente de Baldaio, en Carballo. Un machado plano de bronce, de entre el 2.500 y el 1.500 antes de Cristo, hallado en Aviño (Cambre, Malpica). Y un vaso de barro de la misma época, la llamada Cista de Taraio, encontrada en Cerqueda.

Destacan unas puntas de lanza de la Lagoa de Alcaián (parroquia de Seavia, Coristanco), elaboradas en bronce, aproximadamente entre el 900 y el 800 antes de Cristo. O la Cista da Insua, recuperada en Cabana. Y la Ara aos Lares Viales, que fue trasladada desde la iglesia de San Román, en As Encrobas, Cerceda. Y más elementos, pero no todos están a la vista, no hay espacio para ello. Son tesoros de la historia de la Costa da Morte guardados junto al mar coruñés.