Carnés, ejemplo de unión y sostenibilidad en la gestión de los montes

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

ANA GARCIA

Montecelos y Cures-Mouzo, en Vimianzo, están a la vanguardia en esta materia: así lo han hecho y hacen

03 may 2022 . Actualizado a las 09:16 h.

Hace casi siete años, la Xunta de Galicia eliminó del catálogo público una amplia porción de unas 250 hectáreas en el entorno del Prado Grande, en las estribaciones del monte Faro, lo que posibilitó a los vecinos, que los habían trabajado siempre, su recuperación. Especialmente a los de las parroquia de Carnés, tanto en los lugares de Cures y O Mouzo (toca en parte a Cereixo), como de Montecelos. Pero también A Gándara o la zona e A Valiña.

La de mayor extensión es la de Cures-Mouzo, más de 160 hectáreas, que además ahora se quedarán sin caza, al excluirse esos terrenos (está en proceso) del tecor de Vimianzo. Es un paso más de muchos en una gestión (también la de los vecinos) que es un ejemplo de sostenibilidad, unidad y aprovechamiento forestal. Y de trabajo, mucho, como explica el presidente del colectivo, Marcos Bugallo.

No se puede parar: en breve van a invertir unos 60.000 euros en trabajos de mejora, como podas y otras actuaciones, en una zona de treinta hectáreas. Han apostado muy fuerte (más de veinte hectáreas) por las plantaciones de especies autóctonas, como carballos, castaños o cerezos, que aportan un colorido impresionante ahora en primavera. Y también tendrán en breve vacas autóctonas. Existe el proyecto, pero aún no se han decidido por la raza: tal vez vianesas, como las cercanas de Montecelos; tal vez cachenas, quizás otras. Lo que hay desde hace años son los caballos de la asociación Monte Faro, más de sesenta. Todo en conjunto suma para tener un monte bien aprovechado.

ANA GARCIA

Y en Montecelos, lo mismo. Pese a que ya llevan muchos años, la presencia de más de medio centenar de vacas vianesas sigue impactando a los de fuera. «Limpan e dánnos carne», indica Francisco Santos, uno de los que acude habitualmente al monte a verlas, junto a Arturo Lema y algún otro vecino. En los montes que gestionan también tienen una amplia zona de pradera, que, por cierto, pueden usar los cazadores en la época de actividad. Los lobos, de momento, no son un problema, pero nunca se sabe: «O ano pasado matáronnos dous becerros, pero este imos librando», indica Santos. En todo caso, son vacas acostumbradas a los riesgos de la libertad en el monte y que llegado el caso podrían hacer frente al cánido.

«Dá moito choio, pero é unha marabilla. Temos moitas hectáreas limpas»

Santos está muy satisfecho de cómo evoluciona el monte. «Dá moito choio, pero é unha marabilla. Temos moitas hectáreas limpas», asegura. La cabaña también se va renovando, con toros que irán dando paso a otros y un número de cabezas que se amplía con control y gestión precisa. Van a más, pero siempre de las vianesas, que se han adaptado sin problema. «A cachena, por exemplo, non nos gusta», señala Francisco Santos.

Las comunidades de montes en mancomún son lo que el propio nombre define, pero algunas van más allá. Las de Cures-Mouzo, por ejemplo, invirtió hace diez años 120.000 euros en un local social o Casa dos Veciños. Y hace unos meses, a finales el año pasado, editaron y presentaron un libro-álbum, con lo mejor de su historia, esa que explica que el trabajo y la unión haya dado para tanto.