Braulio Astray, el médico del pueblo

ramón romar

VIMIANZO

Entierro del médico Braulio Astray
Entierro del médico Braulio Astray ARCHIVO RAMÓN ROMAR

EN PRIMERA PERSONA | Escribe Ramón Romar | Era un gran hombre en todos los sentidos, que bien merece un agradecido recuerdo. Su entrega a la medicina rural, desde Vimianzo, A Piroga y Baio, fue total

28 mar 2022 . Actualizado a las 00:18 h.

Braulio Astray Vidal fue médico de asistencia pública domiciliaria del Ayuntamiento de Vimianzo. La asistencia domiciliaria no se limitaba al municipio de Vimianzo, sino que abarcaba muchas aldeas de otros concellos del entorno, a donde se desplazaba en caballería, fuera de día, de noche o lloviendo, convenientemente equipado con zapatones, polainas, encerado (capa encerada), una manta sujeta a la silla de montar para proteger las piernas y su maletín. Para que se desplazara al domicilio del enfermo, como no había teléfono, había que ir a pie o a caballo a darle el aviso. Al llegar podía estar a varios kilómetros de distancia, atendiendo a otro, y no quedaba más remedio que esperar el tiempo que fuera. Lógicamente, si se acudía a su consulta pasaba lo mismo. Tenía el despacho médico en A Piroga (Bamiro), y más tarde lo trasladó a Baio.

En A Piroga, la consulta estaba entrando a la derecha. Al fondo, a la izquierda, estaba la cocina, a donde me llevaba Teresa, su mujer, a calentarme en el fogón de hierro. Tengo muy buenos recuerdos, tanto de él como de ella. Era un gran profesional, lo mismo atendía enfermedades comunes que sacaba muelas o asistía a partos. Lo malo era que, muchas veces, su esfuerzo no se veía recompensado por falta de fármacos eficaces, como en mi caso.

Para ver si otros especialistas detectaban otras cosas que él no veía o tenían más recursos, me mandó a dos colegas a A Coruña y a otros dos a Santiago. Pero nada de lo que me recetaban aliviaba mi asma. Solo las aguas termales de Caldas de Reis me produjeron algún alivio.

Mis padres lo tenían arrendado. Era el seguro médico privado de la época. No recuerdo bien cuánto le pagaban, pero creo que era un ferrado de trigo anual. Por ese pago teníamos derecho a atención médica toda la familia. Solo atenderme a mí debía salirle la consulta por un puñado de granos de trigo.

Hasta los 12 años fui muchas veces a su consulta; muchas veces semanas enteras, ya que además de la consulta me ponía las inyecciones. Al pasar tantas horas en la consulta, le cogí mucha confianza, y yo, que debía ser un revoltosillo, curioseaba en todas partes y le hacía muchas preguntas.

Ramón Romar es natural de Fornelos, Baio
Ramón Romar es natural de Fornelos, Baio BASILIO BELLO

En una ocasión abrí el maletín que llevaba a las consultas domiciliarias. En él había un acopio muy variado, pero lo que más me llamó la atención fueron dos ganchos curvados, muy grandes. No recuerdo la explicación que me dio, pero eran los ganchos de fórceps, para intervenir en el parto.

También presencié algún cuadro muy desagradable. En una ocasión, debía tener yo nueve años, estando en la consulta llegó un señor (creo recordar que era de Tines), en una caballería con su hijo. El niño había metido un pie en un montón de tilla (ceniza de terrones), a una temperatura muy elevada. El pobre crío gritaba desconsoladamente de dolor y su padre no se había atrevido a sacarle el calcetín. Cuando el doctor cogió la tijera y empezó a cortar la prenda, su padre se mareó. Entonces me dijo que llamara a Teresa para atender al padre desmayado, y a mí me dijo que sujetara al niño, que debía ser dos años menor que yo.

Sin ningún tipo de calmante, siguió la intervención y parte de los dedos se quedaron en el cubo. Como el resto del pie estaba en muy mal estado, después de hacerle las primeras curas, lo mandó a Santiago.

Braulio murió el 31 de marzo de 1959. A su entierro y honras fúnebres concurrió multitud de gente, procedente de las aldeas cercanas para darle el último adiós a quien tanto se había volcado por la medicina rural.

Con el paso del tiempo todo se olvida y, que yo sepa, no hay ningún recuerdo de él. Otros personajes de aquellos años tienen algún recuerdo, entre ellos su hermano Juan, el cura, que tiene una calle. En internet, aparte de las esquelas de su fallecimiento y aniversario, solo hay unas pequeñas citas.

En los documentos intercambiados con su hijo Braulio hay uno titulado Actuación de la guerrilla antifranquista en esta zona, donde comenta que, en el año 1946, junto con el médico forense de Corcubión, le hicieron la autopsia a un guerrillero abatido por la Guardia Civil en Vimianzo. Al terminar la autopsia, la opinión mayoritaria de los presentes era abrir una fosa en el cementerio y tirarlo en ella sin ningún tipo de caja.

Braulio mostró su disconformidad aduciendo que «al fin y al cabo era un ser humano y no un perro», sugiriendo que se depositara en un ataúd, por rústico que fuera, y si lo reclamaba la familia, entregárselo dignamente dentro de unas tablas. Un gran hombre en todos los sentidos, que bien merece un agradecido recuerdo.

DNI

Ramón Romar López. El autor de este texto es natural de Fornelos (BAio), donde nació el 25 de agosto de 1940. Ha investigado con minuciosidad el pasado de la localidad, y fruto de esas investigaciones publicó Ancestros y vivencias, que tuvo una amplia difusión, además de una segunda parte en el 2019.