Réquiem por las cachelas que no arderán esta noche

Jorge Casanova
jorge casanova REDACCIÓN / LA VOZ

VIMIANZO

MONICA IRAGO

Miles de gallegos echarán de menos una celebración comunitaria imprescindible

23 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Poco a poco, la cachela de Salto, en Vimianzo, fue engordando. Al principio se trataba de recuperar una tradición que los vecinos veían languidecer: los más jóvenes se iban de troula y en la parroquia solo quedaban pequeñas hogueras de carácter particular. Así que la asociación Neira Marcos puso el objetivo en la noche de San Juan y durante los últimos quince años han ido mejorando la convocatoria hasta preparar una hoguera de muchos tractores leña. Hasta seis, más toda la trangallada que la gente de la parroquia lanza con la esperanza de deshacerse de lo viejo y comenzar de nuevo. Tremenda cachela: «Pero lo que más vamos a echar de menos es la reunión de los vecinos, que lo pasábamos muy bien», admite Teresa Ferreira, responsable de la asociación, que hace días que va divirtiendo a sus vecinos que, hasta el año que viene, no vuelve la gran cachela.

Lo que les pasará esta noche a los vecinos de Salto, será lo mismo que les ocurra a los de otros muchos puntos de Galicia, acostumbrados a celebrar junto a la hoguera la noche más corta del año. Pero las hogueras comunitarias, las que unen a la gente, han pasado a la lista de víctimas del covid-19, al que no le gusta ni la fiesta ni que la gente confraternice: «Ya nos preguntaron, pero no nos podemos hacer responsables. Este año, por primera vez desde que recuerdo, no habrá hoguera en Batallones», dice Dolores Alonso, la presidenta de la Asociación de Vecinos de Esteiro, en Ferrol. Presume de que la fogata se veía desde toda la ciudad departamental y recuerda cuando se prendía desde el balcón del cuartel. Esta noche, en Batallones solo habrá oscuridad. Otras cachelas se verán por la zona, pero, sin duda no tendrán ni la dimensión, ni la tradición de la que organizaban en Esteiro.

Apagón en Vilagarcía

En O Piñeiriño, uno de los barrios más característicos de Vilagarcía, la hoguera sí se había apagado. Todos la recordaban, pero los unos por los otros habían dejado de hacerse cargo de la tradición hasta que, hace tres años, los responsables de los bares de la zona decidieron darle un impulso. Poderoso, porque acabaron atrayendo la fiesta más notable de Vilagarcía: «Iste ano xa o tiñamos todo preparado, pero o coronavirus levouno todo por diante», comenta Borja, uno de los organizadores del San Xoán. La fogata reunió el año pasado a más de cinco mil personas que este año la echarán de menos.

Algo tenía que ver en el poder de convocatoria las tradicionales sardinas y el más reciente churrasco como alternativa. Pero de eso, no había solo en o Piñeiriño. Había sardinas en Salto y en Esteiro, vino y queimada, por supuesto: «El año pasado asamos 300 kilos», dice la presidenta de los vecinos de Esteiro.

No habrá fuego tampoco en las playas de Galicia, ni siquiera en las de A Coruña, la ciudad que más ardía en la noche de San Xoan. Por un año, desaparecerán los clásicos, como la cachela de la Peña de chave Os Mariñeiros, que tenía a gala prender la más famosa hoguera de A Coruña. Las tradiciones quedan en suspenso. Y, aunque no se eche de menos el fuego, sí se extrañará estar con toda esa gente con la que se celebraba la entrada del verano.

Marcos Míguez

Por primera vez en cincuenta años, la ciudad de A Coruña se quedará sin meigas

La primera vez que se proclamó a una Meiga Mayor en A Coruña fue en el año 1970. Desde entonces, siempre se ha mantenido esa tradición de forma inalterable. Hasta ahora. El covid-19 no hace distinciones y en la asociación Meigas de las hogueras de San Juan de La Coruña no han tenido más remedio que resignarse y cancelar los más de sesenta actos que tenían previstos con motivo de la jornada festiva de mañana.

«Es un palo, pero es algo ante lo que no puedes hacer otra cosa. No nos podemos revelar ni protestar. Estamos muy tristes, pero ya también por todo lo que provoca. Solo el hecho de llevar mascarilla parece que quita la sonrisa», comenta Conchita Astray, presidenta del colectivo. De todo lo que tenían previsto hacer, solo se podrá llevar a cabo la misa en honor de San Juan en la iglesia castrense de San Andrés, a las 20.30 horas. No faltará la ofrenda floral, a la que acudirán la Meiga Mayor, Candela Mosquera Pérez, y la Meiga Mayor Infantil, Inés Taranilla Vázquez.

Con banda y mascarilla

Aunque las meigas no han sido proclamadas, porque el acto estaba previsto que se celebrara el 30 de marzo, «van a llevar las bandas. Será extraño, porque también deberán poner mascarillas», confirma Asorey. Entre todos los actos que se iban a llevar a cabo hasta llegar al día de San Juan, tuvieron que cancelar el certamen de danza, fijado para el 30 de abril o, entre otras cosas, una representación teatral que se iba a realizar el 2 de mayo en el convento de los franciscanos. Por supuesto, tampoco se celebrarán los tradicionales pasacalles ni conciertos.

«Trabajamos durante prácticamente todo el año para diseñar y poder desarrollar el programa de actividades», explica Conchita Asorey. Habitualmente descansan en julio y agosto, mes en el que finalizan los actos con una misa y una reunión para imponer las medallas, para luego ya «sobre el 10 de septiembre comenzar de nuevo a planificar todo lo relacionado con el año siguiente».

La portada de la revista que edita y publica la asociación y que verá la luz esta semana resume muy bien la situación, destaca Asorey. Diseñada por José Manuel Esteban, muestra a la Meiga Mayor pasando su banda por la boca a modo de mascarilla.