Los fragmentos cerámicos de Moraime evidencian un pasado de época romana

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

VIMIANZO

ALVELA

El material de relleno sobre el yacimiento mezcla también restos medievales

19 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque las «pedras son pedras», como acuñó para la historia el exalcalde de Vimianzo Alejandro Rodríguez, resulta increíble lo que pueden llegar a decir en manos expertas y a ojos acostumbrados a verlas por miles con todo tipo de tratamientos. Así, ayer por la mañana en el yacimiento de Moraime, al pie de la iglesia románica, que están sondeando para la Consellería de Cultura los técnicos de AXA Arqueología, cada piedra o más bien cada material que iba a surgiendo venía con su propio relato. «Isto é tégula de imitación e isto cerámica, restos dunha vasilla xa moi alterados», explicaba uno de los arqueólogos del equipo encabezado por Emilio Ramil, mientras sujetaba en la mano dos pequeños fragmentos, uno de color rojizo y otro más anaranjado.

El propio Ramil detallaba por la tarde que esa tégula concreta -por lo que le han dicho sus compañeros, ya que él ayer no estuvo en el yacimiento- es de «imitación pompeiana», con lo que puede datarse hacia el siglo III o IV, lo que, al margen ya de más consideraciones, porque todavía queda mucho por investigar, deja sentado que Moraime tiene un pasado romano, más allá de su documentada relevancia medieval.

Dado que los expertos trabajan sobre las zonas que ya fueron excavadas en 1972 por el equipo de Chamoso Lamas -básicamente están retirando los materiales de relleno que se dispusieron sobre el yacimiento- se están topando con estas cerámicas mezcladas con otros restos, como piedras labradas, que son claramente de época medieval. De hecho, hoy tienen previsto iniciar la primera de las catas en terreno virgen, por así decirlo. Excavarán unas zonas de control, para realizar una estratigrafía completa, que no fue tocada en 1972, según la documentación gráfica de la que disponen. Ese sondeo lo que pretende es establecer una cronología de las distintas capas de terreno, que es lo que en términos coloquiales significa la estratigrafía, para poder compararla con la del resto de la parcela que sí fue alterada con la excavación anterior.

No es el único frente que tienen abierto los arqueólogos porque casi al pie del palomar de la rectoral han abierto otra de sus catas que va a resultar crucial. Allí se supone, según la documentación de Chamoso, que está el hipocausto, el sistema de calefacción de lo que sería la villa romana.

Sin embargo, la verdadera piedra de toque de la investigación podría estar en un detalle al que se refería ayer por la tarde Emilio Ramil: los restos de dos tumbas de época germánica localizados en la propia fuente y que están llamadas a determinar o descartar el origen romano de la propia fuente. «Imos ampliar a escavación para aclaralo, porque hai dúas hipóteses. Se é a fonte a que está cortando as tumbas estaría claro que é posterior, por tanto de época baixomedieval. Por contra, se son as tumbas as que están cortando a fonte explicaríanos que a fonte é anterior», señala Ramil, quien, en cualquier caso, habla con toda la precaución del mundo. Incide de manera repetida en que todavía se trata de una investigación en curso y que no se podrá hablar de conclusiones hasta que hayan terminado el trabajo.

La excavación revela rellenos en dos etapas diferentes

Una vez retirada la capa de tierra vegetal que hay sobre el yacimiento y en la que crece la hierba, los arqueólogos se han topado con que el suelo resulta especialmente difícil de cavar. Aunque las lluvias de los últimos días han contribuido a ablandarlo sigue resultando verdaderamente duro. Sin embargo, una vez que se aproximan a las construcciones propiamente dichas, que son restos en piedra fundamentalmente, las piquetas y las paletas que emplean en su trabajo vuelven a horadar el terreno con mayor facilitad. Estas circunstancias suponen para los expertos indicios claros de que sobre el yacimiento se realizaron dos rellenos en épocas distintas. El primero sería la cobertura que hizo el propio equipo de Manuel Chamoso Lamas justo después de la excavación y que emplea materiales retirados de las propias catas. En cambio, el segundo y el que está tan duro incluye materiales de época más reciente, lo que vendría a corroborar la información existente sobre que se utilizó una pala para allanar el terreno. De hecho, esa compactación del terreno se debería precisamente al paso por encima de maquinaria pesada. En cualquier caso, por el momento, como recalcan los expertos, todo son hipótesis de trabajo que deberán confirmar en el transcurso de la investigación.