La accesibilidad ha mejorado, pero quedan puntos negros

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

Laura Rodriguez

Todavía hay espacios públicos que quedan fuera del alcance de personas con movilidad reducida

21 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A la playa, a Correos o a la iglesia. Las personas con movilidad reducida o con diversidad funcional necesitan como todo el resto de la población acceder a estos lugares y muchas veces resulta imposible. Bien es cierto que algunos lugares, son muy difíciles de adaptar, pero con un poco de interés casi todo se logra.

Las personas que se mueven en silla de ruedas pueden visitar el dolmen de Dombate e incluso el castro de Borneiro y puede alojarse en casas rurales, apartamientos y hoteles de la zona, pero para mandar un paquete o una carta certificada en Correos de Carballo tienen que ir por la salida de vehículos y eso, que la oficina se construyó mucho después los monumentos de Cabana. También resulta complicado enviar una carta desde Baio.

Con los años, los edificios públicos se han ido adaptando con mayor o menor fortuna, al igual que las aceras. Los trabajos realizados recientemente en Carballo facilitan mucho la vida de las personas que tienen dificultades para moverse o para los que llevan carritos de bebé.

En Vimianzo han demostrado cómo un edificio antiguo puede adaptarse a las nuevas necesidades. La iglesia resulta accesible. Es un buen ejemplo para construcciones de las mismas características, sobre todo desde que bastantes casas rectorales (en el entorno de la de O Couto, con mucha actividad, aún se puede hacer más) se están utilizando como centros sociales o museos.

También las playas se han abierto a las personas con dificultades de movilidad. Una rampa permite que se acerquen a la arena los que acuden a Balarés. También en Laxe es posible que las personas que no pueden caminar lleguen hasta el mar y se den un buen baño en el mar.

La mayor parte de los centros educativos de la zona ya están adaptados, pero el proceso no está terminado. De hecho, hace solo un año que el colegio Otero Pedrayo de A Laracha, uno de los mayores de la zona, tiene ascensor para las personas con discapacidad. También es más frecuente encontrar transporte adaptado. Hay autobuses y otros vehículos más pequeños e incluso taxis, pero también es cierto de algunas aceras resultan de difícil acceso incluso para personas sin dificultades de movilidad.

Las actividades de la asociación Íntegro han conseguido concienciar a los concellos y otras Administraciones sobre la necesidad de poner rampas.