La Legua Irmandiña sigue creciendo y logra sorprender

Melissa Rodríguez
melissa rodríguez CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

INCLUYE ÁLBUM | Martín Regueira y Paula Trillo, de Terra de Soneira, ganaron la carrera absoluta

02 jul 2018 . Actualizado a las 14:41 h.

Vimianzo encendió los motores este fin de semana para el Asalto ao Castelo con la carrera Legua Irmandiña, el sábado al anochecer, en las inmediaciones de la fortaleza. En esta cuarta edición, la cifra de 236 anotados ascendió a 250 justo antes del pistoletazo de salida con los jóvenes más rezagados: un dato que demuestra, nuevamente, que esta cita va aumentando año tras año.

Pero un aspecto que en esta edición destacó de manera especial fue la calidad de los corredores en la categoría sénior. Asistieron muchos de los habituales en los podios de atletismo de la provincia y del Circuíto Correndo pola Costa da Morte, como por ejemplo Amador Pena, que se estrenó en la carrera. Y en este sentido, a todas las nuevas incorporaciones les encantó, pues para nada se imaginaban esa tremenda entrada en meta en el castillo, con antorchas incluidas, que los transportó a la más remota historia. Por su parte, los atletas del municipio acudieron en masa.

Según apuntó la organización ayer (el club de atletismo Terra de Soneira, la asociación Cherinkas y el Concello), la gran participación se debió tanto a la buena fecha escogida, pues no coincidió con ninguna otra cita deportiva, como al tiempo meteorológico, con una temperatura idónea y un cielo despejado.

La prueba estrella, de 6.000 metros (500 metros más que en el año pasado, y 1.000 más que en la primera edición) la ganaron el laxense Martín Regueira y la vimiancesa Paula Trillo. De este modo, todo que quedó en casa, pues ambos forman parte del club Terra de Soneira. El recorrido de este año fue muy llano y ameno -la mayor parte a lo largo del paseo fluvial-, salvo el último kilómetro en el que los corredores se toparon con una pequeña subida al castillo con la que no contaban. Así, apenas hubo abandonos. Tan solo un pequeño susto al marearse una participante. También hubo carreras de pitufos, benjamines, alevines, infantiles, cadetes y juveniles, con la ausencia de la inclusiva.

Lo mejor, sin duda, fue la fiesta final que se montó en el interior del fortín. Xurelada, bocatas y sandía gratis para todo el mundo, público incluido.