Poco queda de las fuentes destinadas a abrevaderos

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

SANTI GARRIDO

Las obras de ampliación de las carreteras fueron acabando con elementos que antes eran fundamentales

10 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Son algunos de los elementos patrimoniales más desconocidos de la zona, por su escasez, agravada con la desaparición debido a la ampliación de las carreteras. Si en una primera época de ampliaciones las víctimas fueron las avenidas de árboles o los petriles de los puentes, en la más reciente (hace unos treinta años) las viejas fuentes que servían de abrevadero a los caballos y, en menor medida, a los bueyes, fueron desapareciendo, menguando o desplazándose del lugar. La modernidad necesitaba unos metros que ocupaban las piedras bien labradas de cantería. Es curioso que, con la autovía, y a medida en que esta vaya avanzando, esas mismas carreteras quedarán cada vez más solitarias, pero sin aquellos elementos que las distinguieron.

Una de las desapariciones que más dio que hablar, entre octubre y noviembre de 1988, fue la Fonte dos Cabalos de Nantón, a unos metros de Os Martices, junto al kilómetro 51. Fue un concejal, Ovidio Rodríguez, el que dio la voz de alerta a finales de octubre, además de manifestar la indignación de los vecinos, ya que era casi una seña de identidad de la parroquia. El caso fue llevado a un pleno, y el entonces alcalde, Manuel Fariña, ya fallecido, dijo que se devolvería su lugar de origen. Y lo mismo señaló Jesús Almuiña, que era delegado de la Xunta. Pero no hubo más fuente. Hoy solo queda un curso de agua, unos metros más arriba, que como el otro cae desde la zona de A Peralta.

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Nada que ver este caso con el de Vimianzo, donde con las obras también fue necesario desmontar la fuente, pero se volvió a colocar a muy pocos metros, y además su entorno se ajardinó y sirve de bienvenida a quienes llegan a Vimianzo.

En Lañas, Arteixo, o en Vilaseco, Vimianzo, quedan aún elementos de estas viejas fuentes que cumplían una función esencial cuando el motor todavía no había llegado a la zona, hasta principios del siglo pasado. En todos los casos son microtopónimos. El único caso que subió de rango, y es un topónimo con todas las de la ley, es la Fonte dos Bois, en Cerqueda. Y no, ya no hay ni fuente ni bueyes.