La Europa de las personas centra el trabajo de miles de profesionales

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. LADO CEE / LA VOZ

VIMIANZO

ALVELA

El programa ERN4Mob aspira a seguir prolongando los resultados conseguidos en estos últimos años aunque ahora ya sin la financiación comunitaria

08 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

? No son los que van ganando, en una Unión Europea en la que priman los intereses comerciales, las crecientes trabas a la movilidad y fenómenos antieuropeos como el brexit, pero si algo ha dejado claro el congreso internacional celebrado estos días en Vimianzo es que hay una legión de profesionales, técnicos, investigadores y simplemente migrantes o ciudadanos de los países de acogida que trabajan a diario por una Europa de las personas: por la integración, las oportunidades y la convivencia.

Muchos de los ponentes del ERN4Mob que concluye con las actividades de estos días en Vimianzo, aunque la intención es prolongar su legado ahora ya sin la financiación comunitaria, se dedican precisamente a esto y los restos no son pequeños porque como señaló Artur Piotr Kmiecik, técnico de minorías étnicas en el ayuntamiento de Newry, Mourne and Down, en Irlanda del Norte, muchos de los emigrantes que reciben «ni siquiera tienen el dominio suficiente del idioma para poder informarles de sus derechos laborales». Incluso hay quien no busca para nada la integración, porque ven su estancia en un país extranjero como el simple vehículo para conseguir un dinero durante un tiempo determinado y regresar a sus casas.

Las problemáticas y las circunstancias son tantas ya no como países sino casi como personas, porque, como ocurre en Petrosino (Italia) muchas veces lo que reciben son niños que escapan de las guerras, mientras que en Portugal, como aquí, la llegada de extranjeros coincidió básicamente con el mejor ciclo económico que no ha impedido, ni ahora ni entonces, que trabajadores locales sigan saliendo, fundamentalmente hacia el norte de Europa, en busca de mejores condiciones laborales y salariales.

En cualquier caso, cada una de esas personas tienen un valor que no siempre se reconoce, porque como dijo el alcalde vimiancés, Manuel Antelo Pazos, en la clausura, «moitos deles conseguiron que pasáramos da miseria á pobreza e de aí ascender na escala e desenvolver un pouco a nosa sociedade».

«Atópome partido, España é miña nai e Suíza o amor da miña vida»

José Raimundo Insua Méndez, natural de Braño, y su hijo Alejandro Francisco Insua Troyano, ya nacido en Suiza, decidieron dedicar una parte de las dos semanas de vacaciones que tienen, coincidiendo con el parón escolar del joven, para participar en el congreso internacional sobre movilidad laboral de Vimianzo. Y, además, de una manera activa, porque asistieron a la mayoría de ponencias y el padre no paró de tomar notas durante las intervenciones.

«Sigo moito todo o que se fai aquí en Vimianzo, no Concello e demais, polo que vin que había este congreso e decidimos apuntarnos», explica José Raimundo, que se fue a Suiza por primera vez en 1989 cuando sus padres todavía estaban allí y ha desarrollado su vida y formado una familia propia en el país helvético. «Pódese dicir que me atopo partido, porque España é miña nai e Suíza o amor da miña vida», reflexiona el trabajador que, desde siempre, regresa varias veces al año, pero ahora, debido al cuidado de sus padres ya casi vive tanto tiempo aquí como en Basilea.

Su interés por el congreso tiene bastante que ver con la «visión global» que trata de tener respecto al fenómeno migratorio y que ha desarrollado gracias a la participación activa en el movimiento asociativo suizo, pero que también le ha llevado a otros puntos del continente, como Francia. De hecho, actualmente es secretario de la Asociación de Alumnos y Antiguos Alumnos del Centro Asociado de la UNED de Berna. De hecho, ese contacto le ha permitido comprobar que por mucho que cambien las épocas los retos principales a los que se enfrentan los emigrantes siguen siendo muy parecidos a los de las anteriores generaciones. «As anécdotas que me ten contado meu pai son as mesmas que lle escoitas agora aos que chegan», apunta Alejandro, quien ha detectado que, incluso entre los universitarios que emigran, ya antes de la crisis también, el principal hándicap «é a lingua» y tampoco percibe que el fenómeno esté pronto a detenerse porque «o principal empregador e pagador na Costa da Morte sigue sendo Suíza».

Su hijo Alejandro tiene, si cabe, el corazón aún más dividido, porque reparte las visitas entre Vimianzo y Málaga, de donde es su madre. En estos momentos está realizando un curso puente, porque todavía no tiene muy claro que camino escoger, si hacia la universidad o a la formación profesional, aunque lo que sí sabe es que algún día le gustaría «vivir en España».

Las escuelas tienen las claves contra la exclusión social

Algunas de las ponentes, como la investigadora Paula Alonso, pusieron sobre la mesa la escasez de políticas gubernamentales contra la exclusión social que, en ese coinciden todos, es uno de los problemas fundamentales que generan los movimientos migratorios. En este aspecto, destacan casos como el del municipio de Petrosino, en la más importante de las regiones vinícolas italianas, que está dando ejemplo sobre todo en la acogida y las oportunidades para menores que llegan a sus costas muchas veces solos. Sin embargo, para los expertos la clave radica en que este fenómeno «puede mitigarse desde los centros escolares», como destacó la profesora Laura Oso, quien, sobre todo, incidió en la necesidad de prestar atención a los hijos de la segunda generación de emigrantes, porque lo ve como un reto central en todos estos objetivos.

Las redes solidarias informales palían los déficits de las políticas públicas 

Paquita Antelo se alojó por primera vez en París en casa de sus cuñados, Ricardo Pérez pudo irse a Suiza gracias a que un amigo le mandó un contrato y Caridad Alvela llegó también al país helvético a través de unos primos. En general todos los emigrantes que dieron su testimonio en el congreso vimiancés tienen alguien de quien acordarse porque les echó una mano en esos difíciles momentos de llegar a un país extraño, con muy poco dinero en el bolsillo y sin apenas formación para desenvolverse.

La técnica Iria Zas le puso nombre a eso: «Redes de solidaridad informal» o grupos de ayuda mútua que, sobre todo entre las mujeres, les ha permitido dotarse de un «colchón contra la adversidad» y apoyarse unas a otras para salir adelante en los momentos más complicados.

En base a ello, la investigadora del ESOMI Laura Oso, ante los déficits que siempre tienen las políticas públicas, puso el acento en la importancia del «asociacionismo entre los retornados». El ejemplo es el de los jubilados que perciben pensiones del extranjero que han sabido agruparse ante el conflicto que tienen respecto a sus tributaciones.