Los productos de la comarca ganaron su espacio en el Fórum Gastronómico

brais capelán / j. v. l. A CORUÑA, CEE / LA VOZ

VIMIANZO

El marisco, la carne y las algas de la zona tuvieron su sitio en la cita coruñesa

14 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hacerse ver en un ambiente tan plagado de atractivos y en el que compiten desde las marcas más consolidadas hasta los grandes de la cocina, como ocurre en el Fórum Gastronómico que se celebra estos días en A Coruña, no es, para nada, tarea fácil. Y aunque no hubo tanta presencia institucional como en otras ocasiones, algunos profesionales de la Costa da Morte sí lo han conseguido. Por ejemplo, algunas de las cigalas, bogavantes y centollas con las que se topaban los visitantes -ayer estuvo lleno, ya ni quedaban entradas para muchos talleres- eran de la cofradía de Laxe y los chuleteros y otros cortes de carne del estand de Macro, de Cárnicos Domínguez de Vimianzo. Sin embargo, entre los representantes de la zona, el que más volvió a llamar la atención fue Portomuiños, que además de los productos elaborados, exhibió una amplia muestra de las algas frescas.

La segunda jornada comenzó como lo hizo la primera: con una gran expectación y pasillos abarrotados para descubrir nuevos sabores y deliciosos platos. Incluso una lamprea decidió por la noche abandonar su pecera y dar un paseo, provocando el asombro de los técnicos más madrugadores. En la entrada, muchos se paraban a buscar en el programa lo más destacado del día, mientras alguno se lamentaba porque ya no quedaban asientos para disfrutar de la cata de Josep Roca.

En el improvisado auditorio, el chef lisboeta Henrique Sá Pessoa, responsable de la cocina de Alma, señalaba las similitudes entre la cocina lusa y la gallega a través de tres platos que, como él mismo reconocía más tarde, «fueron escogidos intencionadamente para esta visita». Con una pinza que le había regalado Pepe Solla, el cocinero preparó un menú compuesto de caballa, pulpo y, cómo no, bacalao. «Creo que, con pequeñas deferencias, a los gallegos y los portugueses nos gusta el mismo tipo de platos», afirmó Sá Perssoa, que insistió en la gran influencia que ha tenido en su cocina su periplo por Asia: «De cada lugar en el que he vivido me gusta quedarme con algo».

La jornada continuó con normalidad, con los estands reponiendo sus manjares en múltiples ocasiones y las demostraciones de los chefs sin apenas sillas vacías. El actor Carlos Blanco, como esos entrenadores que miden los campos de fútbol, se subía al escenario horas antes de presentar al Grupo Nove para ensayar cómo iba a ser su espectáculo. Fue, sin duda, el coloquio más ameno, que pretendía presentar a los más destacados cocineros del panorama gallego, en un acto muy divertido.

La hora de la comida sirvió para desatascar los pasillos del recinto. Los asistentes se desplazaron hacia los puestos de venta de comida, instalados en camiones y furgonetas. «En los puestos de la feria puedes picar alguna u otra cosa, pero no te llena», comentaba un hombre mientras esperaba por una hamburguesa.

Al margen de la gastronomía, el Fórum también reservó un pequeño espacio para el arte de la coruñesa Julia Ares, que presentó En esencia, una muestra de obras para presentaciones culinarias.

La tarde se cerró con el chef Ángel León, que presentó las novedades del restaurante de cuya cocina es responsable, el Aponiente, de El Puerto de Santa María. Se multiplicó en estas últimas horas el trabajo de alumnos de escuelas de hostelería, que fueron los encargados de recoger entre bambalinas.