La detección de tuberculosis bovina tiene en vilo a granjas de Vimianzo

Juan Ventura Lado Alvela
J. v. lado CEE / LA VOZ

VIMIANZO

alvela

Hay cuadras afectadas en Bamiro y Baíñas por un problema que parecía olvidado

26 jun 2016 . Actualizado a las 08:28 h.

Son casos muy puntuales, localizados en Bamiro y Baíñas, por lo que se ha conocido hasta el momento cuando la campaña de saneamiento aún no está finalizada, pero han servido para reactivar los miedos de los años negros de la tuberculosis bovina en la que su incidencia vaciaba cuadras enteras.

Una de las propietarias más afectadas, con ocho vacas que dieron positivo, no acaba de explicarse que pudo suceder porque lleva más de 30 años saneando sus animales y nunca hasta ahora tuvo positivos. Además no ha incorporado a la explotación más que terneras con menos de un mes y de cuadras con el saneamiento en regla. De hecho no acaba de creérselo, dice que lleva varios días «durmindo como moito tres horas» e incluso ha pedido que lleven ya al matadero una o dos vacas en las que la reacción a la prueba de la tuberculina ha sido más evidente para tratar de que no le sacrifiquen el resto, porque está convencida de que se podrá comprobar que no tienen la enfermedad.

Como cambió de proveedor de pienso el año pasado y este coincide con el de otras granjas en las que ha habido positivos, le ha solicitado al Ligal que se lo analice, aunque sin éxito porque este laboratorio profesional del sector dice que no localiza patógenos en las mezclas, para eso tendrían que recurrir a Madrid. De hecho la mujer se muestra indignada por el trato recibido en algunos casos durante estas dos semanas que lleva a vueltas con el problema.

Sin embargo, como le explicaron a ella otros profesionales, el veterinario corcubionés Francisco Javier Lema, que es especialista en la materia, considera «moi común» que no se encuentren en el matadero «lesións macroscópicas» en esos animales que dieron positivo en las pruebas, aunque eso no quiere decir que no sean portadores del germen. Por explicarlo en términos coloquiales, pueden tener la enfermedad aunque no se observen signos visibles, porque los animales, dependiendo de su edad, resistencia u otros factores son capaces incluso de eliminar el germen o encapsularlo. De ahí que en campañas de erradicación, y además tan avanzadas como la que se lleva a cabo en Galicia donde los positivos son ya muy raros, se adopten medidas drásticas, con el sacrificio de las vacas infectadas e incluso de todas las de la granja, cuando se supera un determinado porcentaje de afectación, con compensaciones para los ganaderos.

Respecto al pienso, Lema se muestra convencido de que tiene que ser una simple casualidad, porque el alimento en sí no es una vía de contagio. Para ello debería estar contaminado con restos de otros animales y, aún así, sería remotamente improbable porque la tuberculosis no tiene nada que ver con el conocido popularmente como mal de las vacas locas y el agente que la causa difícilmente resistiría en ese ambiente.

Un ganadero de As Cabazas, donde también se han dado casos, y que tuvo un animal positivo hace dos años, señala que él le dijeron que esa contaminación «podería ver dos paxaros, dalgún tipo de ave». Una opción posible, como recogen algunos estudios científicos y señala Lema, porque, además del mycobacterium bovis, el común en las vacas, también el mycobacterium avium puede dar lugar a lo que se conoce como una «reacción cruzada», es decir, que arroje un positivo a la hora de realizar la prueba de la tuberculina.